|
Mishpatim 18-7 Decretos Éxodo 23:26 – 24:18 Ellos no habitarán en tu tierra, no sea que te hagan pecar contra mí; porque si sirves a sus dioses, ciertamente esto será tropezadero para ti. (Éx. 23:33 LBLA) ¿Es racista HaShem? El Eterno ordenó a los hijos de Israel desalojar y exterminar las siete naciones que ocupaban la tierra prometida. No lo hizo solamente una vez, sin muchas veces de muchas maneras. Un hijo de Kenáan no puede habitar en la tierra de Israel. ¿Por qué? ¿Es racista el Eterno? La Torá nos da la respuesta a estas preguntas. En este texto, y en muchos otros, el Eterno revela que fue por la maldad de estas naciones que ellas no tenían en derecho de existir. HaShem tiene el derecho de gobernar sobre su mundo y si un pueblo no cumple con las siete leyes básicas para todos los hombres, Él toma medidas disciplinarias y, a veces, muy severas. La idolatría, el sexo libre y la violencia son las causas de mayor castigo, y estas naciones se habían entregado por completo a estas maldades y mucho más. Su idolatría era tan fuerte que ya no había solución para ellos. Sólo una mujer fue rescatada de ese mundo maligno, Rajav (ver el libro de Josué). Este versículo nos enseña que los hijos de Israel correrían el riesgo de ser contaminados por la idolatría de las siete naciones. La contaminación idolátrica no es solamente física y sicológica sino también espiritual. Es algo muy profundo. Tiene que ver con el dominio y la posesión de espíritus malignos e impuros que gobiernan sobre los idólatras. Los hijos de Israel corrían el riesgo de ser afectados por los principados y potestades de maldad que gobernaban en los aires y en las mentes de los rebeldes. El Eterno, que es bueno, quiso ayudar a sus hijos a no caer en la misma idolatría desastrosa y por eso les ordenó exterminarlos por completo de su tierra. Además envió un ángel poderosísimo delante de ellos con el fin de limpiar los aires de la contaminación de esos ángeles rebeldes, espíritus malignos, que dominaban sobre la zona. El ángel hizo su trabajo en los aires y los hijos de Israel, dirigidos por Yehoshúa (Josué), hicieron el trabajo en la tierra. Así lograron expulsar la mayoría de las naciones malignas y cambiar el espíritu sobre la tierra. Así que, la razón para la expulsión de estas naciones no tenía nada que ver con racismo sino con la práctica maligna de esos pueblos. HaShem ama a todos y por eso llama a todos al arrepentimiento. Pero el que no se arrepiente sufrirá las consecuencias de sus pecados. Amado discípulo del Mesías, huye de la idolatría en todas sus formas. Shabat shalom, Ketriel |