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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


Trumá 19-7

Ofrenda

Éxodo 27:9-19

Harás también el atrio del tabernáculo. Al lado sur habrá cortinas de lino fino torcido para el atrio, de cien codos de largo por un lado.

(Éx. 27:9 LBLA)

¿Por qué el atrio tenía que ser cerrado?

Alrededor del atrio había cortinas que hacían una división entre lo santo y lo profano. El cuerpo es el atrio del templo humano. Esto nos enseña que tenemos la obligación de hacer una división entre lo santo y lo profano en relación con nuestros cuerpos. Los cuerpos deben ser guardados de toda clase de impurezas y pecados que hay en el mundo.

Cuidemos nuestros cuerpos para que no entre en ellos cosas que no son dignas de un templo santo del Eterno. Los ojos, los oídos, la boca, la nariz y otros orificios de nuestros cuerpos deben ser protegidos contra el pecado y la impureza.

Vistamos nuestros cuerpos de manera digna, no exponiendo los miembros de manera provocativa. Los ojos del hombre son sensibles y fácilmente provocados por los miembros de las mujeres. Por eso la mujer tiene que cubrir sus miembros de manera digna y no usar ropa apretada para no exponer sus miembros y despertar sentimientos pecaminosos en los varones. Evitemos el contacto físico entre hombres y mujeres que no son de la misma familia para no causar provocaciones no deseadas.

Lavemos las manos antes de comer y después de toda visita al baño. Comamos una dieta santa según la indicación de las Escrituras. Bebamos mucha agua. Durmamos entre seis y ocho horas cada noche. Hagamos ejercicios físicos para mantener la vitalidad. Vistámonos para no pasar frio ni demasiado calor. Caminemos en los lugares seguros donde no hay peligro para ser dañados. Sigamos las normas del tráfico. Hagamos todas los demás precauciones necesarias para cuidar nuestros cuerpos y así mantener sano el templo del Eterno.

          Shabat shalom,

             Ketriel