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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


Tetsavé 20-5

Mandarás

Éxodo 29:19-37

Y matarás el carnero, y tomarás de su sangre y la pondrás sobre el lóbulo de la oreja derecha de Aarón, y sobre el lóbulo de la oreja derecha de sus hijos, y sobre el pulgar de su mano derecha, y sobre el pulgar de su pie derecho, y rociarás el resto de la sangre en el altar por todos los lados.

(Éx. 29:20 LBLA)

¿Por qué sangre sobre la oreja?

Lo primero que tiene que hacer el hombre para poder cumplir su propósito en la vida es escuchar. La declaración de fe de Israel es: “Oye Israel, el Eterno es nuestro Elokim, el Eterno es uno.” La palabra oye – en hebreo shemá,שםע  – también significa obedece, haz caso. Esto es básico y de lo primero que el hombre tiene que aprender en la vida, poder escuchar y obedecer.

Ahora, cuando los sacerdotes fueron instalados en su ministerio tuvieron que ser manchados con sangre de un animal sacrificado. La sangre hace expiación por el pecado.

¿Qué fue lo primero que la sangre tenía que tocar de los cuerpos de los que iban a ser ministros delante del Eterno? La oreja. La oreja es el medio para escuchar. La mano representa la acción del hombre. El pie representa su comportamiento, su caminar. Lo más importante de los tres es la oreja porque fue lo primero que fue expiado en los sacerdotes.

Esto nos enseña varias cosas. El oír y el obedecer es lo primero que ha sido afectado en la vida del hombre y por lo tanto es lo primero que tiene que ser limpiado. Pecado es no hacer caso a los mandamientos del Eterno. Con otras palabras, la esencia del pecado es no escuchar. Adam y Javá no escucharon con obediencia el mandamiento de no comer del fruto prohibido. La esencia del pecado es no escuchar. Por eso, lo primero que tenía que ser expiado fue la oreja.

Esto nos enseña también que para estar cerca del Eterno uno tiene que tener el oído limpio y afinado. Hay que cuidar muchísimo su manera de oír, como dijo nuestro Maestro: “Cuidaos de lo que oís… tened cuidado de cómo oís” (Mar. 4:24b; Luc. 8:18b LBLA)

¿Cómo se cuida el oído? Vamos a destacar dos cosas: Primero, hay que cuidarse muchísimo de las palabras que se hablan en el mundo. Uno que escucha palabras falsas, malas lenguas, rumores falsos, lenguaje maligno, chistes sucios, música hecha por pecadores etc., no podrá ser un siervo fiel al Eterno. Necesitamos ser limpiados de todo esto para ser sacerdotes delante del Eterno.

Lo segundo, hay que ser muy cuidadoso a la hora de estudiar las Escrituras y escuchar lo que el Espíritu dice. Es muy fácil interpretar las Escrituras de manera personal y así desviarse de lo que realmente significan. Es muy fácil mezclar la voz del Espíritu del Eterno con las emociones e ideas personales. La interpretación privada lleva a muchos errores, como está escrito en 2 Pedro 1:20-21: “Pero ante todo sabed esto, que ninguna profecía de la Escritura es asunto de interpretación personal, pues ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios.” (LBLA)

Aunque la lógica de la mente humana sea una herramienta muy útil y puede llegar a cierto nivel de comprensión de lo escrito, no es suficiente para entender total y correctamente lo que enseñan las Escrituras. Las Escrituras son espirituales, y sólo una persona llena del Espíritu podrá entenderlas bien. La mente humana nunca podrá llegar a la comprensión plena de la revelación escrita porque tiene que ser entendida por medio de una revelación del Espíritu del Eterno dada al espíritu humano. El espíritu humano está ilimitado y tiene la capacidad de comprender todo, pero la mente humana está limitada y nunca podrá comprender todo (cf. 1 Cor. 2:6-16).

Que el Eterno permita que la sangre del Mesías sufriente limpie nuestros oídos para poder ser liberados de las malas influencias del mundo y para poder estar afinados a la voz de su Espíritu que nos habla a través de las Escrituras.

          Muchas bendiciones,

          Ketriel