Mana diarioParasháDonaciónDoctrina Trinidad

 

El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


Tsav 25-5

Manda

Levítico 8:14-21

Después de lavar las entrañas y las patas con agua, Moisés quemó todo el carnero sobre el altar. Fue holocausto de aroma agradable; fue ofrenda encendida para el SEÑOR, tal como el SEÑOR había ordenado a Moisés. 

(Lev. 8:21 LBLA)

¿Cuál fue la grandeza de Moshé?

La mayoría de las cosas que el Eterno estableció en el culto terrenal no son presentadas con explicaciones. No estoy seguro que Moshé entendió todos los porqués de todos los detalles. En muchas ocasiones quizás se preguntó ¿por qué hay que hacer esto y lo otro?

Por su puesto, en cada detalle se esconden secretos espirituales y celestiales que manifiestan la magnitud de la sabiduría divina y el Eterno nos presenta un servicio lleno de retos para escudriñar lo que hay detrás y así poder conocer las profundidades del Eterno mismo. Pero no creo que Moshé conocía todos los misterios ni se le fue revelado todo.

De esta manera su obediencia se engrandece porque en ocasiones tuvo que obedecer sin entender el porqué de las cosas. Un niño que recibe una orden de su padre tiene la tentación de decir ¿por qué?. Con otras palabras, sólo estaría dispuesto a obedecer si entendiera la razón para hacer lo que el padre le mandó hacer. No así con Moshé, a pesar de que en ocasiones no entendía el porqué de las cosas, él obedecía. La razón de su obediencia no estaba basada en su comprensión sino en su confianza y fidelidad. Obedeció simplemente porque el Eterno lo había mandado, y punto. Y esa fue su grandeza.

Amado discípulo del Mesías, sé obediente a lo que el Eterno manda, aunque no lo entiendas. Esto te elevará en los ojos del Cielo.

Que el Eterno nos ayude a ser obedientes de corazón aunque no entendamos la razón del mandamiento.

Ketriel