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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


Sheminí 26-3

Octavo

Levítico 9:24 – 10:11

Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron sus respectivos incensarios, y después de poner fuego en ellos y echar incienso sobre él, ofrecieron delante del SEÑOR fuego extraño, que El no les había ordenado. Y de la presencia del SEÑOR salió fuego que los consumió, y murieron delante del SEÑOR.

(Lev. 10:1-2 LBLA)

¿Podemos ofrecer fuego extraño delante del Eterno?

El pecado que cometieron Nadav y Avihú delante del Eterno fue mortal por el hecho de gozar del derecho de estar cerca de él. Cuanto más cerca del Eterno estemos, más se nos exige de disciplina y obediencia. Si otros hubieran hecho lo mismo fuera del lugar santo, no hubiera salido fuego de la presencia del Eterno para consumirlos.

La Torá repite tres veces que el delito de estos hombres fue presentar fuego extraño delante del Eterno (Lev. 10:1; Núm. 3:4; 26:61). El fuego se volvió extraño porque lo que hicieron no estaba basado en la obediencia y el sometimiento.

Tenemos que hacernos la pregunta de qué manera se puede ofrecer fuego extraño en el servicio al Eterno en la congregación y en la vida personal. Si el incienso ofrecido delante del Eterno representa las oraciones habladas y cantadas podemos sacar la conclusión de que los cantos de alabanza son incienso delante del Eterno. ¿Es posible presentar cantos delante del Eterno con fuego extraño? ¿Qué es fuego extraño?

El fuego es algo intenso, algo caliente, algo que arde. El fuego puede representar la inspiración, la energía que nos mueve a cantar. Si hay motivos impuros para cantar las alabanzas del Eterno en la congregación, el fuego es extraño.

Otro tipo de fuego extraño puede ser la inspiración que está detrás de las canciones que vienen del mundo de los hijos de desobediencia, la música mundana.

Tengamos mucho cuidado de no escuchar ni cantar canciones inspiradas por las corrientes de música del mundo que tienen una fuente de inspiración impura. Una persona que desea vivir cerca del Eterno tiene que cuidar muchísimo sus oídos. Si nos alimentamos de lo que tiene una inspiración extraña al fuego santo del Eterno, nuestras almas van a ser contaminadas por el fuego extraño y no podemos presentar ese fuego en nuestras alabanzas al Eterno. El fuego que viene del cielo es puro, el fuego que viene del mundo es impuro. No podemos mezclar los fuegos.

Que el Eterno nos ayude a poner un límite bien marcado contra el fuego extraño que hay en la música popular para poder tener oídos sensibles a las canciones que hay en el cielo y así poder presentar las alabanzas puras inspiradas solamente por el fuego celestial.

Bendiciones,

Ketriel