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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


BeJukotai 33-3

En mis estatutos

Levítico 26:10-46

Yo soy el SEÑOR vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto para que no fuerais esclavos de ellos; rompí las varas de vuestro yugo y os hice andar erguidos. 

(Lev. 26:13 LBLA)

¿Quién puede andar erguido?

El Eterno sacó a los hijos de Israel de la esclavitud de Egipto para darles un nuevo estatus. En lugar de andar con la cabeza inclinada bajo el yugo de esclavitud les liberó para poder andar con la cabeza en alto. Pasaron del autodesprecio a la autoestima.

La esclavitud no es lo más grave de un esclavo sino la mentalidad de esclavo, lo que piensa de sí mismo. Una persona con baja autoestima siempre será esclava de los demás por muy libre que sea. El trato del Eterno con los hijos de Israel les ayudó a ser liberados de su mentalidad de esclavos para pensar de sí mismos de otra manera.

Lo que pensamos de nosotros mismos define nuestra conducta y nuestra relación con el prójimo. El que puede andar erguido es porque tiene una identidad segura. La falta de identidad o la identidad falsa es una de las causas mayores de conductas irregulares e ilegales. Lo que uno piensa de sí mismo, así es, como dice Proverbios 23:7a: “como piensa dentro de sí, así es”

Lo que fortaleció la identidad y la autoestima del pueblo fue en primer lugar la revelación impresionante del poder de su Elokim. Al ver su mano poderosa al hacer los milagros en Egipto,  en el cruce del Mar de Cañas y en el desierto fueron sumamente animados. Podían decir: ¡Mirad qué Elokim tenemos! ¡No hay nadie como nuestro Elokim!

También la entrega de la Torá y la entrada en el pacto de Sinai fortaleció la identidad como pueblo del Todopoderoso, el pueblo del pacto, escogido para ser la cabeza de los demás pueblos. El pueblo del pacto es una nación sacerdotal que tiene el primer acceso a la revelación divina y la responsabilidad de transmitirla a todas las naciones. ¡Qué tarea y qué responsabilidad! Esto produjo una identidad importante dentro del pueblo. La autoestima fue sumamente fortalecida en el desierto para que pudieran andar erguidos.

Ahora, si el pueblo del pacto se cierra en exclusividad y levanta un muro con desprecio y rechazo contra las demás naciones, no va a cumplir su papel de mediador entre el Eterno y las naciones. Todo lo contrario, va a causar odio, envidias y rechazo por parte de los no judíos. Pero si el pueblo escogido entiende su rol de canal de bendición para que todas las familias de la tierra puedan ser bendecidas, entonces las naciones podrán llegar a ser lo que el Eterno los ha creado para ser.

Como Ishmael y Esav no entendían, o no querían aceptar, el propósito de la elección de sus hermanos Yitsjak y Yaakov se llenaron de toda clase de conceptos tanto de sí mismos como de sus hermanos escogidos que produjeron resultados muy negativos y que es la mayor causa de los conflictos que hoy tenemos en el mundo. La envidia de Ishmael es la tierra fértil para el poder del islam y la envidia de Esav es la tierra fértil del cristianismo. Ambas religiones han sido creadas a base del rechazo contra el pueblo escogido y ambas dicen que ellos son el pueblo en lugar de los judíos. La falta de conocimiento del rol del pueblo escogido y la falta de identidad y autoestima dentro del llamado particular de cada uno de ellos es la causa principal para el odio que tienen contra el judaísmo.

Hay dos canciones en los corazones del cristiano y del musulmán: “Nosotros lo tenemos, ellos no.” “Nosotros somos el pueblo escogido, los otros no lo son.” También existe una canción en el corazón de ciertos grupos cristianos y mesiánicos no judíos: “Ellos son el pueblo, nosotros también”. Son intentos de falsificación de lo que el Eterno ha hecho en el pueblo judío.

Ahora, ¿cuál es la solución para estos grupos? Que encuentren el amor del Elokim de Israel – que también es el Elokim de todo el mundo – y que entiendan que también ellos han sido elegidos para recibir las bendiciones del cielo, pero no separadamente y en rebeldía contra su hermano judío, sino sometidos a él y en una relación íntima con él, sin tomar del judío lo que no es para ellos.

La falta de identidad entre los que salieron del cristianismo y abrazaron la fe judía sin hacerse judíos es hoy en día un grave problema. Sienten que son demasiado judíos para ser aceptaos por los cristianos y demasiado cristianos para ser aceptados por los judíos. En muchas ocasiones pasan una soledad profunda y tienen una angustia interna por no saber quiénes son y cómo identificarse.

En esa situación es fácil sentirse inferior o rechazado cuando recibe enseñanzas de que el judío tiene más mandamientos que un no judío que está en el Mesías, que el judío puede hacer cosas que un no judío no puede hacer y que el no judío puede hacer cosas que el judío no puede hacer.

Esto es un tema de oración que todos debemos presentar delante del Eterno. El Eterno no sólo puede sino también desea liberar este grupo del sentimiento de rechazo y de falta de identidad para que también pueda andar erguido sin ser una amenaza para el judío ni tomar una identidad de reemplazo o de desprecio.

Estoy convencido de que una de las claves para que esto ocurra es que tengan una revelación de lo que son en el cielo en el Mesías. Ser sacerdote en el cielo, ser conciudadano en la Yerushalayim celestial y ser miembro de la familia de Elokim es más que pertenecer a un pueblo escogido en la tierra. El que logra ver la identidad que tiene en el cielo gracias al Mesías Yeshúa será totalmente libre de todo sentimiento de rechazo. El que entiende que ser hijo de Elokim es más que cualquier cosa en este mundo, puede andar con la cabeza en alto, sin envidia y sin rechazo, con respeto total al rol del judío en este mundo y al rol del no judío. Ambos forman parte del plan del Eterno para la redención del mundo.

Kol tuv,

Ketriel