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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


Pinjás 41-3

Boca de serpiente

Números 26:52 – 27:5

Y Moisés presentó su caso ante el SEÑOR.

(Núm. 27:5 LBLA)

¿Por qué Moshé consultó con el Eterno?

Las cuatro hijas de Tselofjad no tenían hermano que podía obtener la herencia en la tierra prometida que correspondía a su padre, según el primer censo. Por eso presentaron el caso ante Moshé y los demás jefes de la congregación solicitando el derecho de la parcela que correspondería a su padre.

En lugar de dictar una sentencia directamente, Moshé fue a consultar con el Eterno. Los rabinos discuten si él conocía la respuesta o si había olvidado la halajá o simplemente si presentó el caso ante el Eterno para no avergonzar a los jueces inferiores que no habían podido contestar a las hermanas.

En todo caso el hecho de consultar al Eterno era una señal de humildad.

El orgulloso quiere dar una respuesta aunque no sea correcta, sólo para aparentar como sabio. El vergonzoso que no saber contestar contesta cualquier cosa para no tener que reconocer su ignorancia. El humilde reconoce que no sabe, y si sabe, no le importa preguntar una vez más y aparentar como ignorante, porque no busca la aprobación de los hombres, ni se mueve por la vergüenza de no saber ni por el deseo de mostrar cuánto sabe, sino por un amor profundo a la verdad y al cuidado de los demás.

Yehoshúa cometió el grave error de no consultar con el Eterno antes de tomar una decisión importante (Jos. 9). Si hubiera seguido el ejemplo de la humildad de Moshé no habría pasado lo que pasó con los givonitas (gabaonitas).

Querido discípulo de Yeshúa, aprende a consultar con el Eterno antes de tomar decisiones, aunque sean triviales. Sé humilde y presenta todo delante de tu Padre celestial, pidiendo los impulsos correctos y la inspiración adecuada y la sabiduría y la inteligencia necesarias para tomar las decisiones correctas y hacer las cosas bien.

“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios.”

(Rom. 8:14 LBLA)

Ketriel