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Masei 43-7 Las partidas de Números 36:1-13 Esto es lo que el SEÑOR ha ordenado tocante a las hijas de Zelofehad, diciendo: "Cásense con el que bien les parezca; pero deben casarse dentro de la familia de la tribu de su padre . (Núm. 36:6 LBLA) ¿Se puede casar con la persona que uno quiera? La herencia de los terrenos en Israel se daba en primer lugar a los hijos varones. Cuando una hija se casaba podía gozar de un terreno y una casa en la tribu de su esposo. Sin embargo, en este caso algunas hijas de Israel recibieron un terreno de su padre, por no tener hermanos. Ellas tenían que casarse dentro de su propia tribu para que su terreno no pasara a la posesión de otras tribus. “Cásense con el que bien les parezca” – Esto nos enseña que HaShem no ha destinado una sola persona con la cual se puede casar. En la Torá no existe el concepto de “encontrar la media naranja”. HaShem da libertad para que uno pueda casarse con la pareja que bien le parezca con tal que sea dentro de la tribu de uno. El mismo pensamiento se encuentra en 1 Corintios 7:39: “La mujer está ligada mientras el marido vive; pero si el marido muere, está en libertad de casarse con quien desee, sólo que en el Señor.” (LBLA) Este texto dice que una viuda tiene el derecho de casarse con quien quiera, sólo que en el Señor, es decir, con uno que tiene la fe de Yeshúa. Por su puesto no tiene el derecho de querer a uno que esté en un pacto matrimonial con otra persona, porque no puede codiciar el esposo de su prójimo. Una mujer divorciada tiene el mismo estado que una viuda, porque ya no tiene marido. Por medio del divorcio fue liberada del varón que antes era su esposo. Este texto no puede ser utilizado para impedir a los divorciados a casarse de nuevo. Sin embargo, si el esposo es creyente, ella no tiene el derecho de casarse con otro, según 1 Corintios 7:10-11, sino debe buscar la reconciliación con él. Ahora, si el esposo creyente divorciado hace un nuevo pacto matrimonial con otra mujer, la mujer divorciada se quedará libre para casarse con quien quiera, de la misma manera como una viuda. Un creyente no tiene el derecho de casarse con uno que no cree en Yeshúa, como está escrito en 2 Corintios 6:14-18: “No estéis unidos en yugo desigual con los incrédulos (que no creen en Yeshúa), pues ¿qué asociación tienen la justicia y la iniquidad? ¿O qué comunión la luz con las tinieblas? ¿O qué armonía tiene el Mesías con Belial? ¿O qué tiene en común un creyente con un incrédulo? ¿O qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos? Porque nosotros somos el templo del Dios vivo, como Dios dijo: HABITARÉ EN ELLOS, Y ANDARÉ ENTRE ELLOS; Y SERÉ SU ELOHIM, Y ELLOS SERÁN MI PUEBLO. Por tanto, SALID DE EN MEDIO DE ELLOS Y APARTAOS, dice el Señor; Y NO TOQUÉIS LO INMUNDO, y yo os recibiré. Y yo seré para vosotros padre, y vosotros seréis para mí hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.” (LBLA revisada) ¡Que el Eterno que es bueno supla con cónyuges a los que no están casados! Shabat shalom, Ketriel |