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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


Ki Tavó 50-5

Cuando vengas

Deuteronomio 27:11 – 28:6

"Maldito el que no confirme las palabras de esta ley, poniéndolas por obra." Y todo el pueblo dirá: "Amén." 

(Deut. 27:26 LBLA)

¿Quién nos puede liberar de la maldición?

Este texto habla de una actitud de “confirmar” o “mantener” las palabras de la Torá en el corazón. El que dentro de su corazón dice que alguno de los mandamientos no es válido, será maldecido. En contraste, el que los sostiene en su corazón, será bendecido. Por eso dice la Escritura en Romanos 8:3-4: “Pues lo que la ley no pudo hacer, ya que era débil por causa de la carne, Dios lo hizo : enviando a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y como ofrenda por el pecado, condenó al pecado en la carne, para que el requisito de la ley se cumpliera en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.” (LBLA)

El requisito de la Torá es cumplido en nosotros. No dice por nosotros, sino en nosotros. Es una cosa interna, una actitud, una voluntad, una disposición. Yeshua fue enviado para que pudiéramos tener una actitud correcta hacia todos los mandamientos, por medio de la llenura del Espíritu. Un espíritu que lleva a la persona a rechazar los mandamientos de la Torá no viene del Eterno, no es el Espíritu del Mesías, sino el espíritu del anti mesías (1 Juan 4:3; 2 Tim. 2:7; Dan. 7:25).

En Gálatas 3:10 está escrito: “Porque todos los que son de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: MALDITO TODO EL QUE NO PERMANECE EN TODAS LAS COSAS ESCRITAS EN EL LIBRO DE LA TORÁ, PARA HACERLAS.” (LBLA)

Esta cita de Deuteronomio 27:26 se usa para hablar del resultado de una manera equivocada de relacionarse con la Torá, usándola como un medio de auto justificación. Esto es llamad “obras de la ley”, que es un término teológico que significa “legalismo”. Si se usa la Torá de esa manera no se produce otra cosa que la maldición porque sin fe, en su propio poder, es imposible cumplir los mandamientos de manera correcta y la desobediencia trae maldición. Es decir, si uno piensa que puede lograr la salvación por medio de cumplir los mandamientos legalisticamente, mecánicamente, será objeto de maldición, puesto que no es capaz de hacerlo en sus propias fuerzas. Necesita la gracia de HaShem para poder obtener el perdón por las equivocaciones. La expresión “obras de la ley” no significa obediencia a la Torá, sino una manera equivocada de cumplir los mandamientos para conseguir méritos y así ganarse la aprobación y salvación mediante una balanza donde las buenas obras pesan más que las malas. Esa manera de pensar es engañosa. La salvación no se obtiene por medio de méritos.

La única forma de ser libre de la condena de tu pecado es que alguien entre en tu lugar. En el sistema de sacrificios que aparece en Levítico, vemos como los animales inocentes tenían que cargar la culpa del hombre y, de esa manera, el Eterno, en su gran misericordia, regaló el perdón al pueblo arrepentido.

Sin embargo, los animales no pueden sustituir al hombre. Todos son sombras del verdadero sacrificio hecho una vez por todas, como medio de sustituto para que nosotros podamos ser perdonados sobre una base jurídicamente justa. HaShem es justo cuando nos perdona por causa de la muerte de Yeshúa.

Los que recibieron perdón por sus pecados mediante los sacrificios en el templo, lo hicieron a base de los méritos del sacrificio de Yeshúa, reflejado en los sacrificios del templo. Sin el sacrificio de Yeshúa, los sacrificios del templo no tendrían valor (Rom. 3:25-26).

Si una persona intenta recompensar sus malas acciones mediante buenas obras, aunque sean conforme a la Torá, no logrará quitarse la maldición causada por su desobediencia aunque sea a uno solo de los mandamientos. Él necesita recurrir al Eterno para obtener el perdón, reconociendo que no puede salvarse a sí mismo.

El Ungido nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por nosotros (porque escrito está: MALDITO TODO EL QUE CUELGA DE UN MADERO)” (Gal. 3:13 LBLA revisada)

¡Gracias al Eterno que ha suplido con un sustituto para liberarnos de la maldición, el pecado y la muerte!

Ketriel