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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


VaYelej 52-6

Y caminó

Deuteronomio 31:20-24

Porque cuando yo los introduzca en la tierra que mana leche y miel, la cual juré a sus padres, y ellos coman y se sacien y prosperen, se volverán a otros dioses y los servirán, y me despreciarán y quebrantarán mi pacto. 

(Deut. 31:20 LBLA)

¿Para qué afanarse por la prosperidad económica?

Hay una ola moderna que ha estado pasando por todo el mundo durante las últimas décadas, es la ola del mensaje de la prosperidad. Este mensaje se está introduciendo por todas partes y muchos predicadores se han especializado en hablar de este tema y no faltan los que se han enriquecido a costa de las ofrendas de los sinceros e inocentes que creen en ese mensaje.

Como la mayoría de las personas en el mundo tiene necesidades y dificultades económicas este mensaje de la prosperidad es atractiva para las masas. Se presentan fórmulas y trucos para enriquecerse, se hablan de las promesas de Dios para las finanzas, se predica que tener un buen título y ganar dinero es lo máximo en la vida. El que tiene bienes es considerado como favorecido por el Eterno etc.

No voy a entrar en la discusión si este mensaje es bueno o malo, si está basado en la verdad o en la mentira, sólo quiero hacer una advertencia, partiendo de esta escritura de la Torá.

Si el corazón del hombre no está entregado al Eterno y si la persona no se ha rendido ante Él, las tentaciones que vienen cuando llega a la prosperidad económica son demasiado fuertes y la persona corre el peligro de perder su alma eternamente. Por eso hay tantas advertencias en las Escrituras en contra de los peligros de las riquezas y la fama.

Preguntémonos, ¿por qué quiero tener prosperidad económica? ¿Por qué deseo la abundancia? Si tengo problemas con la fidelidad ahora que tengo poco, ¿cómo voy a creer que podré ser fiel cuando tenga mucho?

No busques la prosperidad económica. Busca el amor puro, la fidelidad, el temor al Eterno, la integridad, la humildad, la vida íntima con el Eterno que se vive en lo secreto, la llenura del Espíritu, la obediencia a los mandamientos, la sinceridad en lo más profundo del corazón, la responsabilidad para ayudar y preocuparse por los demás y que la voluntad del Eterno se haga en todo.

Si aprendes esto, HaShem no tendrá ningún problema para hacerte rico en bienes. Pero si no le agrada hacerlo, por las razones que sean, no busques la prosperidad económica. No corras detrás de los predicadores de prosperidad. La gran mayoría de ellos están interesados en ser populares y aprovecharse de tu dinero. Busca el Reino del Todopoderoso y su justicia y todas las demás cosas te serán dadas por añadidura.

Con toda sinceridad,

Ketriel