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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


Vayetsé 7-3

Y salió

Génesis 29:18 – 30:13

Y Jacob se había enamorado de Raquel, y dijo: Te serviré siete años por Raquel, tu hija menor… Jacob, pues, sirvió siete años por Raquel, y le parecieron unos pocos días, por el amor que le tenía. 

(Gén. 29:18, 20 LBLA)

¿Cuánta fuerza tiene el amor?

Antiguamente había que entregar un dinero a los padres de una chica para poder tener el derecho de casarse con ella. Pero como Yaakov vino con las manos vacías, no podía pagar esa dote – en hebreo mohar – a Laván por su hija Rajel. Por eso, en lugar de darle una dote como precio de adquisición de su hija, le ofreció siete años de trabajo duro en el campo.

Según la Torá, el precio de adquisición de una mujer virgen era muy inferior al salario de siete años de un trabajador. Yaakov ofreció muchísimo más de lo necesario y mostró así su gran aprecio por Rajel. Laván accedió y Yaakov trabajó con paciencia siete años en el campo, y experimentó los siete años como unos pocos días por causa del amor que le tenía a Rajel.

¿Cuánta fuerza tiene el amor?

En Cantar de los Cantares 8:6b-7 está escrito: “fuerte como la muerte es el amor, inexorables como el Seol, los celos; sus destellos, destellos de fuego, la llama misma del SEÑOR. Las muchas aguas no pueden extinguir el amor, ni los ríos lo anegarán; si el hombre diera todos los bienes de su casa por amor, de cierto lo menospreciarían.” (LBLA)

Lo que pasó con Yaakov es lo que pasa con todos los que aman al Eterno; en lugar de experimentar sus mandamientos como pesados son experimentados como ligeros, porque el amor es una fuerza interior que te mueve a hacer las cosas sin considerar el precio, sin fijarte en el esfuerzo y sin calcular el costo. La obediencia sin amor se vuelve legalista. La obediencia por amor se vuelve un privilegio. El que obedece al Eterno por temor no ha conocido Su gran amor. El que le obedece por amor le ha conocido, porque Él es amor.

Que el Eterno nos ayude a dejar lugar a que su amor en nuestros corazones crezca más y más, por medio del Espíritu que nos ha dado.

Kol tuv,

Ketriel