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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


VaYishlaj 8-5

Y envió

Génesis 34:1 – 35:11(Ashkenazíes) 13(Sefardíes)

Y los hijos de Jacob regresaron del campo al oírlo. Y aquellos hombres se entristecieron y se irritaron en gran manera porque Siquem había cometido una infamia en Israel acostándose con la hija de Jacob, pues tal cosa no debe hacerse. 

(Gén. 34:7 LBLA)

¿Qué es lo que no debe hacerse en Israel?

Diná, la hija de Yaakov, salió de su mundo de moral alta para flirtear con un mundo de moral baja. Se fue a ver a las hijas de la tierra. Su corazón no se mantenía firme a las enseñanzas de su pueblo y su comportamiento abrió la puerta para que un joven se la llevara y se acostara con ella y la tratara denigrantemente. Sin embargo, ella no huyó de él, sino siguió viviendo en su casa formando así una pareja de hecho con él.

El pecado de Shejem – Siquem – y Diná es llamado fornicación. El Eterno prohíbe tener relaciones sexuales fuera de un pacto matrimonial. Esta norma no es solamente para Israel, sino para todos los hijos de Noaj, puesto que está escrito que el hombre dejará a su padre y su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne (Gén. 2:24). El que no ha anunciado que ahora deja su padre y su madre, en un acto público, no puede ser una sola carne con una mujer. El que no se ha unido a una mujer en un acto público de matrimonio establecido por las normas de las autoridades del país, no tiene el derecho de tener relaciones sexuales con ella. El que no ha adquirido una mujer de la cual se puede decir que es “su mujer” mediante las normas establecidas para el matrimonio, no puede unirse físicamente, ni vivir junto con ella.

Cuando los hijos de Yaakov oyeron lo que había pasado con su hermana se indignaron sobremanera, y dos de ellos se volvieron muy violentos queriendo defender la moral alta de su familia y vengarse de lo que Shejem había hecho. Aunque lo que estos dos hermanos hicieron no fue correcto de ninguna manera, sus mentes estaban en lo cierto en cuanto a la vigilancia y protección de la moral alta, no solamente para obedecer al Eterno y santificar su Nombre, sino también para proteger a su pueblo de esta clase de pecado, que siempre lleva a la destrucción de las civilizaciones. Ellos pensaban que una tal infamia no se puede cometer en Israel, que alguien tenga relaciones sexuales sin un previo pacto matrimonial legal. Además el pueblo de Israel tenía un llamado de ser santo y no se podía permitir que los incircuncisos se mezclaran con la simiente de Avraham.

Cuando Yaakov reprendió a Shimón y Leví por lo que habían hecho, ellos contestaron que no se puede tratar a una hija de Israel como una prostituta (34:31). Su motivación era correcta, pero no su manera de tomar la justicia en sus propias manos y vengarse de todo un pueblo por lo que había hecho un hombre, que además había sido provocado en parte por su hermana Diná.

Más adelante la ira de Shimón y Leví fue maldecida por su padre (49:7), y el resultado de este pecado de asesinato fue que las dos tribus fueran esparcidas entre las demás tribus a la hora de repartir la tierra (49:7; Núm. 35:2; Jos. 13:14; 19:1,9).

En el Israel del Santo – bendito sea – no se puede cometer fornicación. Los que son verdaderos israelitas se cuidan mucho del pecado de fornicación, porque ninguno que vive practicando fornicación puede heredar el reino venidero, como está escrito en 1 Corintios 6:18: “Huid de la fornicación. Todos los demás pecados que un hombre comete están fuera del cuerpo, pero el fornicario peca contra su propio cuerpo.” (LBLA) y en Efesios 5:5-7: “Sabéis esto, que ningún fornicario o inmundo o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios. Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. No seáis, pues, partícipes con ellos” (RV 1995) y Colosenses 3:5-6: “Por tanto, considerad los miembros de vuestro cuerpo terrenal como muertos a la fornicación, la impureza, las pasiones, los malos deseos y la avaricia, que es idolatría. Pues la ira de Dios vendrá sobre los hijos de desobediencia por causa de estas cosas.” (LBLA) y Revelación 22:15: “Pero los perros estarán afuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras y todo aquel que ama y practica la mentira.” (RV 1995)

Si has practicado fornicación, arrepiéntete y toma la decisión de nunca más volver a hacerlo. Pídele perdón al Eterno para que puedas ser limpiado por la sangre del Mesías Yeshúa que es efectivo en todos los que abandonan el pecado.

Que el Eterno nos dé fuerzas todos los días para vivir en victoria sobre el pecado sexual,

          Ketriel