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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


MiKets 10-7

Al final

Génesis 43:30 – 44:17

Y José se apresuró a salir, pues se sintió profundamente conmovido a causa de su hermano y buscó donde llorar; y entró en su aposento y lloró allí. 

(Gén. 43:30 LBLA)

 

¿Por qué el hombre siente tanto amor por sus hermanos en la carne?

Después de 22 años Yosef pudo volver a ver a su hermano más íntimo, hijo de su madre. Era un momento de mucha tensión interna en Yosef. Por un lado quería abrazarle y volver a tener esa relación que habían tenido de pequeños, pero por otro lado tuvo que mantenerse y hacerse duro para cumplir la voluntad del Eterno. La presión fue demasiada y Yosef tuvo que salir. El texto hebreo no dice que buscó donde llorar, sino sólo buscó llorar – vayevakesh livkot ויבקש לבכות.

El lloro fue creado por el Eterno para ayudar al hombre a tratar con sus emociones. El que no llora o no sabe llorar tiene un daño emocional grave y necesita sanidad interior. El dominio propio no limita las emociones, sólo las domina y no se deja llevar por ellas demasiado. Tanto el varón como la mujer necesitan llorar. La idea que el varón no puede o debe llorar porque tiene que ser macho, es muy dañina para el desarrollo de un carácter aprobado delante del Eterno. El lloro es bueno y alivia mucho dolor.

Yosef necesitaba llorar para equilibrar sus fuertes emociones que experimentó al ver a sus hermanos, y especialmente Binyamín, y por eso buscó el lloro para descargar la presión. Y después de salir la sobrecarga de presión pudo mantenerse y volver a sus hermanos y comer con ellos.

El texto hebreo usa una palabra poco usual para expresar lo que Yosef sentía por su hermano. Lo que se ha traducido como “se sintió profundamente conmovido” son las dos palabras nijmerú rajamav – נכמרו רחמיו  – que significan: “ardieron sus compasiones”. La raíz de palabra nijmerú – נכמרו  – es kamar – כמר  ansiar, arder – que sólo aparece cuatro veces en las Escrituras. En Lamentaciones 5:10 habla de la piel que quema como un horno. En 1 Reyes 3:26 habla de una madre cuya compasión se enciende por su hijo. En Oseas 11:8 el Eterno dice que todo su consuelo se enciende por Efrayim.

El Eterno ha creado las emociones para que el hombre pueda sentir como él siente. Las emociones más fuertes tienen que ver con la familia. Un esposo tiene fuertes emociones hacia su esposa y viceversa, los padres tiene fuertes emociones hacia sus hijos y viceversa, los hermanos tienen fuertes emociones entre ellos.

La palabra que es usada en este texto manifiesta que Yosef sentía compasión por su hermano en la carne como una madre siente por su hijo y como el Eterno siente por Efrayim.

El duro trato en la vida no había dañado el afecto fraternal en Yosef. Su corazón no se había endurecido en los momentos de mal trato que había vivido. Logró mantener su corazón blando y sensible a las emociones que venían de lo bueno. Así pudo sentir ante su hermano algo de lo que siente el Eterno por sus amados.

Querido discípulo del Mesías, nuestro Maestro es un hombre de muchas emociones. Cuando vio las multitudes espiritualmente y físicamente desamparadas tuvo tanta compasión de ellos que estaba dispuesto a sacrificar su comida, su sueño, su tiempo y hasta su vida para suplir sus necesidades. Ese hombre es nuestro gran ejemplo.

Que el Eterno nos ayude a amar a nuestros hermanos en la carne y nuestros hermanos de pacto con ardiente compasión,

          Ketriel