¿Quién es capaz de no ser afectado por las circunstancias?
El espíritu de nuestro padre Yaakov había estado muy quieto durante 22 años. Durante ese periodo la Torá le nombra Israel en algunos momentos (42:5; 43:6, 8, 11; 45:21) dándonos a entender que su espíritu no estaba totalmente muerto ni que el Espíritu de la Santidad se había apartado de él totalmente. Sin embargo, cuando oyó la noticia de que Yosef estaba vivo, de repente pudo entender todo lo que había pasado y el propósito divino detrás de los acontecimientos que parecían tan negativas y su espíritu recobró nuevas fuerzas y revivió y el Espíritu de profecía volvió a operar en él.
La pregunta surge si nuestro padre Yaakov no hubiera podido vivir en el Espíritu durante los 22 años a pesar de lo negativo de la muerte prematura de Rajel y la desaparición de Yosef. ¿No tenía él suficientes promesas y provisiones espirituales del cielo para poder vivir por encima de las circunstancias negativas? Ciertamente que sí. Si hubiera hecho más caso a la revelación divina, y si hubiera confiado en la bondad y el poder del Eterno hubiera ahorrado su alma y su familia de 22 años de amargura. La Torá dice que Yaakov rehusó ser consolado (37:35). Esto nos enseña que él optó por ser afectado negativamente de lo que le sucedía y dejó lugar a la amargura en su alma.
¿Qué hubiera pasado si él hubiera logrado tener el ánimo levantado durante esos 22 años en lugar de rehusar ser consolado? ¿Qué diferencia hubiera habido?
Bueno, en cuanto a lo que pasó con Yosef, no hubiera habido ninguna diferencia. El plan del Eterno estaba en acción y tenía que ser cumplido. Así que las cosas hubieran pasado exactamente igual con Yosef independientemente del ánimo o fe de su padre Yaakov, con el fin de que los hijos de Israel fueran a Egipto. Entonces, si Yaakov hubiera hablado positivamente, no dejando lugar a la amargura y no hablando acusaciones a sus hijos afligiéndoles (42:1; 42:36) hubieran sido salvados por Yosef de todas maneras. Así que, el enfrentar las cosas negativas con confianza y el enfrentar las cosas negativas con lamentos hubiera dado el mismo resultado final. Entonces ¿cuál sería la diferencia si de todos modos sería salvo? La diferencia hubiera sido 22 años de alegría y felicidad llenos de esperanza y alabanza a pesar del dolor en lugar de 22 años de pena y tristeza llenos de desesperación y lamentos por causa del dolor.
Por haber elegido lo negativo nuestro padre Yaakov dejó que 22 años de su vida fueran oscuros en lugar de claros. HaShem de todas formas cumplió su plan y sus promesas, ¡bendito sea su Nombre!
Que el Eterno nos dé gracia para confiar en medio de las penas, sabiendo que para los que aman al Todopoderoso todas las cosas ayudan a bien para que sus propósitos se cumplan en nuestras vidas (Rom. 8:28).
Estemos siempre gozosos,
Ketriel