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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


VaErá 14-6

Y me aparecí

Éxodo 8:23 (19 heb.) – 9:16

Pero Faraón endureció su corazón también esta vez y no dejó salir al pueblo…Y el SEÑOR endureció el corazón de Faraón y no los escuchó, tal como el SEÑOR había dicho a Moisés… Pero en verdad, por esta razón te he permitido permanecer: para mostrarte mi poder y para proclamar mi nombre por toda la tierra.

(Éx. 8:32 (28 heb); 9:12, 16  LBLA)

¿Quién endurece el corazón?

La Torá nos enseña por un lado que el faraón endureció su corazón y por el otro lado que el Eterno endureció el corazón del faraón. Entonces ¿quién endureció su corazón?

Si una persona se niega a humillarse ante el llamado de arrepentimiento del Eterno ella misma está endureciendo su corazón. El Eterno es muy compasivo y paciente con el hombre y por eso intenta llevarle al arrepentimiento muchas veces y de muchas maneras. Pero si la persona insiste en pecar sin hacer caso al llamado divino, su corazón es endurecido y con el tiempo no habrá posibilidad para el arrepentimiento y entonces esa alma ya estará perdida para siempre.

Al principio es la persona misma que endurece su corazón, como en el caso del faraón. Luego el Eterno fortaleció el deseo del corazón del faraón para que pudiera mantener su postura de resistencia ante tantas evidencias del poder del Eterno. El caso faraón ya estaba perdido. Él mismo había elegido no humillarse y él mismo se había endurecido. Por eso no hubo manera de que su alma pudiera ser rescatada y salvada. Ya estaba perdido.

Sin embargo, el Eterno se aprovechó de esa situación e utilizó la dureza del faraón y reforzó su corazón para que pudiera seguir resistiendo con un fin muy específico, para que Su poder milagroso fuera mostrado y Su Nombre fuera proclamado por toda la tierra. Sin la resistencia del faraón no hubiera habido lugar para las diez plagas ni los milagros portentosos. El alma del faraón estaba perdida, pero no su misión en este mundo. HaShem lo utilizó en su dureza para cumplir sus propósitos con su pueblo.

¡Bendito sea el Eterno que puede utilizar todas las cosas para llevar a cabo sus planes!

No endurezcas tu corazón ante el llamado del Eterno. Humíllate y pídele un corazón blando. Es peligroso cuando el corazón de alguien se cierre o endurezca. ¡Que el Eterno nos libere de eso!

          Paz y misericordia,

          Ketriel