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Mishpatim 18-6 Decretos Éxodo 23:20-25 No adorarás sus dioses, ni los servirás, ni harás lo que ellos hacen; sino que los derribarás totalmente y harás pedazos sus pilares sagrados. Mas serviréis al SEÑOR vuestro Dios, y El bendecirá tu pan y tu agua; y yo quitaré las enfermedades de en medio de ti. (Éx. 23:24-25 LBLA) ¿Qué consecuencias hay de una adoración pura? El Eterno prohíbe no solamente inclinarse ante los dioses paganos, sino también servirlos. Hay una relación muy íntima entre las dos palabras adorar – o inclinarse – en hebreo hishajavá, השתחוה – y servir – en hebreo avad, עבד. Una cosa lleva a la otra, la adoración lleva al servicio. No obstante, es posible servir a los dioses paganos sin inclinarse ante ellos. Muchas prácticas paganas están entremezcladas en todas las culturas del mundo, incluida la judía, y muchas veces las seguimos por costumbre sin saber la razón y la raíz de ellas. Al seguir las costumbres paganas se está sirviendo de alguna manera a los dioses paganos. Tengamos cuidado y revisemos nuestro comportamiento. Ahora, aunque una persona no adora los dioses paganos, ni los sirve, es capaz de hacer las cosas que hacen los idólatras. Por eso la Torá también advierte al pueblo para que no imite las acciones de los idólatras, aunque parezcan bonitas. Aquí podríamos hablar de muchas diferentes costumbres, estilos de música, vestimentas, celebraciones, formas de hablar, maneras de cocinar etc., pero esto está fuera del marco de estos mensajes. Lo que sí vamos a destacar es la gran promesa que el Eterno ha dado a todos los que rechazan los dioses paganos y las costumbres de los idólatras para servirle sólo a él. Si uno se vuelve en contra de toda idolatría y va quitando de sus prácticas diarias y festivas toda tradición pagana y vuelve su corazón y su vida para servir solamente al Eterno en toda área de su vida, entonces experimentará primeramente una bendición especial sobre su comida y bebida. El que se dedica a servir al Eterno única y exclusivamente en todas las áreas de su vida no sufrirá hambre, como está escrito en el Salmo 37:25: “Yo fui joven, y ya soy viejo, y no he visto al justo desamparado, ni a su descendencia mendigando pan.” (LBLA) Pero es más, no solamente la comida y la bebida serán bendecidos cuando una persona vive sirviendo al Eterno cumpliendo sus mandamientos, sino toda cosa dañina que hay en la comida y en la bebida no le hará efecto de la misma manera como a los idólatras. HaShem promete quitar las enfermedades de en medio de un pueblo que se guarda de la idolatría y sus costumbres para dedicarse única y exclusivamente él. Ten en cuenta que la promesa no dice que no puede venir una enfermedad. La promesa dice que las enfermedades serán quitadas. Así que no te desanimes si has sido atacado por una enfermedad. Lo importante es no aceptarla, sino luchar contra ella con todas las armas que hemos recibido del Eterno, incluyendo una vida en oración y estudio de la Torá, obediencia, una dieta sana, ejercicio físico sano, medicinas, relaciones sanas, alegría, etc. Ketriel |