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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


Trumá 19-6

Ofrenda

Éxodo 27:1-8

Harás también el altar de madera de acacia, de cinco codos su longitud, de cinco codos su anchura, el altar será cuadrado, y de tres codos su altura. 

(Éx. 27:1 LBLA)

¿Qué simboliza el altar?

El altar es un punto de encuentro entre el Eterno y el hombre. En el altar se sacrifica algo valioso para el Eterno. Si el cuerpo del justo corresponde al atrio del tabernáculo, entonces ¿qué simboliza el altar? El altar simboliza la entrega de los miembros de nuestros cuerpos al servicio completo del Eterno. Tu cuerpo fue creado para servirle 24 horas al día siete días a la semana.

El shalíaj (emisario) Shaúl lo ha expresado de esta manera, según está escrito en Romanos 6:12-13 y 12:1-2: “Por tanto, no reine el pecado en vuestro cuerpo mortal para que no obedezcáis sus lujurias; ni presentéis los miembros de vuestro cuerpo al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia… Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto racional. Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto.” (LBLA)

El altar también representa nuestra vida de oración. En el tabernáculo hay dos altares, uno en el atrio, que corresponde a la vida de oración en el cuerpo, y otro altar en el lugar santo, que corresponde a la vida de oración en el alma. El que entrega su lengua para orar en idiomas desconocidos de manera sobrenatural por el Espíritu del Eterno, lo que comúnmente se llama “hablar en lenguas”, está ofreciendo sacrificios en el altar del atrio de su cuerpo.

El que ora con su entendimiento, con propias palabras entendibles o con un libro de oración, está ofreciendo sacrificios sobre el altar de oro en el lugar santo de su alma.

Ambos tipos de oración son necesarios para el buen funcionamiento de nuestro servicio al Eterno, como está escrito en 1 Corintios 14:15: “Entonces ¿qué? Oraré con el espíritu, pero también oraré con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero también cantaré con el entendimiento.”

Querido discípulo del Mesías, deja que el Eterno te llene con su Espíritu y habla en lenguas por el Espíritu todos los días de tu vida. Así serás fortalecido en tu interior y tu espíritu recibirá fuerzas para tomar dominio sobre tu vida y tendrás poder sobre el yetser hará, el pecado.

          Jazak uvaruj – sé fuerte y bendecido,

          Ketriel