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Pekudei 23-6 Cuentas de Éxodo 40:17-27 y encendió las lámparas delante del SEÑOR, tal como el SEÑOR había mandado a Moisés. (Éx. 40:25 LBLA) ¿Delante de quién estás luciendo? Moshé fue ordenado levantar el fuego de las lámparas delante del Eterno. El candelabro no alumbraba para los hombres sino para el Eterno. Aunque los sacerdotes se beneficiaban de la luz de la menorá – candelabro – al entrar en el lugar santo, no está escrito en ningún lugar que las lámparas fueron levantadas con el fin de alumbrar delante de los sacerdotes que ministraban. Dentro del ser humano hay una llama de fuego. Es la llama de vida (Prov. 20:27; Juan 1:4; 8:12). La luz de la vida que nos fue dada en nuestro templo del cuerpo no ha sido puesta allí para alumbrar delante de los hombres en primer lugar, sino delante del Eterno. La mayoría de los hombres hoy en día desean lucir delante de los hombres, pero ese no es el propósito de nuestras vidas. La popularidad es una maldición en nuestra sociedad. El que quiere ser popular y visto por otros no entiende por qué ha recibido vida. Ten cuidado con Facebook. Si tu deseo es ser visto por los hombres tienes las prioridades al revés. Entra en tu habitación en secreto y luce delante de tu Padre celestial. Después podrás relacionarte con los demás sin el deseo maligno de ser reconocido y alabado por los hombres. ¿Para quién estás luciendo? Moshé había aprendido la lección, levantó las llamas de luz delante del Eterno. Y aunque esa luz no estaba destinada para los hombres, también podía beneficiar a los hombres. Esto nos enseña que el que tiene las prioridades correctas en su vida también beneficia a los demás. El que vive para el Eterno también vive para los demás. El que luce para el Eterno también es una luz para los hombres. ¿Para quién vives? ¿Para el Eterno o para los hombres? Ketriel |