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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


Tsav 25-4

Manda

Levítico 8:1-13

Y derramó del aceite de la unción sobre la cabeza de Aarón y lo ungió, para consagrarlo. 

(Lev. 8:12 LBLA)

¿Cuál fue el resultado en la tierra de la unción celestial?

La unción del sumo sacerdote terrenal es una sombra se la unción del Sumo Sacerdote celestial. El momento cuando Aharón fue ungido se registró proféticamente en el Salmo 133:1-2 donde está escrito: “Cántico de ascenso gradual; de David. Mirad cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos habiten juntos en armonía. Es como el óleo precioso sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, que desciende hasta el borde de sus vestiduras.” (LBLA)

El rey David pudo ver en el espíritu profético el momento cuando el sumo sacerdote terrenal fue ungido en el tabernáculo del desierto cientos de años antes. Además describió detalladamente cómo el aceite descendía sobre la barba y los bordes de sus vestiduras, lo cual compara con el resultado hermoso de la unión entre los hermanos.

Este salmo habla también proféticamente de lo que iba a pasar en el futuro con la unción del Sumo Sacerdote celestial. Cuando Yeshúa había sido resucitado de entre los muertos e investido de inmortalidad y sus ropas sumo sacerdotales celestiales recibió la unción del Espíritu de Santidad para su nuevo ministerio celestial. La unción bajó sobre su barba, luego sobre sus vestidos y finalmente salpicaba sobre la tierra donde estaba el templo. En ese momento se había reunido en el templo en Yerushalayim un grupo de unos 120 personas y estaban todos en armonía, esperando la promesa del Padre, la unción sacerdotal para el nuevo ministerio celestial en espíritu y en verdad.

Cuando el aceite celestial llegó al templo terrenal, se oyó un viento celestial con un fuerte ruido que llenaba todo el templo y todos fueron llenos del Espíritu de Santidad y empezaron a hablar en otras lenguas según el Espíritu les daba que hablasen. De esta manera empezaron inmediatamente a ministrar en el tabernáculo celestial ofreciendo sacrificio de alabanza de manera sobrenatural. Porque todos hablaban sobrenaturalmente de las maravillas de Elokim en idiomas humanas y angélicas (ver Hechos 2).

El que habla en lenguas inspiradas por la unción mesiánica celestial está ministrando en el altar de cobre en el templo del cielo.

Hablemos mucho en lenguas, lo necesitamos.

Bendiciones,

Ketriel