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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


Lej Lejá 3-5

Ve por ti

Génesis 14:21 – 15:6

Y Abram dijo al rey de Sodoma: He jurado al SEÑOR, Dios Altísimo, creador del cielo y de la tierra, que no tomaré ni un hilo ni una correa de zapato, ni ninguna cosa tuya, para que no digas: "Yo enriquecí a Abram."

(Gén. 14:22-23 LBLA)

¿Hay algo más importante que los beneficios materiales?

Con los 318 soldados de su ejército personal, Avraham había vencido sobre los reyes más poderosos de aquella época. Con la ayuda del Eterno había podido recuperar tanto los prisioneros de guerra, Lot incluido, como los bienes materiales de las cinco ciudades de la llanura que habían sido atacados. El rey de Sedom – Sodoma – ofreció a nuestro padre los bienes materiales recuperados en la guerra, pero Avraham rehusó recibirlos vehementemente.

¿Por qué era tan importante para Avraham avinu no recibir nada del rey de Sedom? ¿No era esta una oportunidad magnífica para aumentar sus riquezas?

Para otros esta oferta quizás hubiera sido una buena cosa y muchos la hubieran considerado como una gran bendición del Eterno. Pero Avraham no pensaba así. Para él era más importante el buen nombre que las buenas ganancias. Para él era más importante no ser manipulado por los hombres que obtener sus beneficios.

Estas cosas, que parecen no tener mucha importancia, son primordiales para todos los que desean ser aprobados por el Eterno.

Avraham no amaba el dinero. El amor al dinero es la raíz de todos los males. Avraham amaba Él que era el Poseedor del cielo y la tierra y por eso Él le podía confiar a Avraham tanta riqueza porque sabía que él no iba a convertir las riquezas en un dios falso. El dinero es un buen siervo pero un mal señor. Si hacemos cosas sólo por el dinero somos esclavos e idólatras, porque la avaricia es una forma de idolatría. Avraham había limpiado su corazón de toda avaricia y toda idolatría.

Pero en este caso el punto importante no era la avaricia o no. El punto era lo que el rey de Sedom podía decir en cuanto a nuestro padre. Avraham conocía la maldad que había en el corazón del rey de Sedom y de sus conciudadanos. Sabía que su lengua podía hacer mucho daño. Sabía que sus motivos no eran puros y por eso podía manipular la verdad de manera que su nombre corriese el riesgo de ser manchado. “Más vale el buen nombre que las muchas riquezas, y el favor que la plata y el oro.” (Prov. 22:1 LBLA) Avraham sospechaba que el rey de Sedom iba a decir que él le había enriquecido, y así jactarse a costa de un hombre justo. “Si no fuera por mí, Avraham no sería tan importante. Yo soy el que le he hecho rico.” Esto sería muy dañino para el nombre de nuestro padre. Además dañaría el nombre del Eterno, lo cual es mucho peor. El Eterno fue él que había hecho prosperar a nuestro padre, no los hombres. La alabanza y gratitud de su riqueza tenía que llegar solamente al Poseedor del cielo y la tierra, no a un rey perverso.

Querido discípulo del Mesías, no digas sí a todas las ofertas que aparentan ser bendiciones. Piensa una y dos veces antes de recibir dinero de alguien. A lo mejor hay manipulaciones e intereses personales detrás de las ofertas, especialmente si vienen de personas mundanas como el rey de Sedom. Cuida tu nombre y el Nombre del Eterno que representas. Mejor quedarte sin una buena paga que perder tu buena fama. El generoso prospera.

           Que el Eterno nos ayude a ser un buenos administradores se su Nombre,

           Ketriel