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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


Kedoshim 30-1

Consagrados

Levítico 19:1-14

Habla a toda la congregación de los hijos de Israel y diles: "Seréis santos porque yo, el SEÑOR vuestro Dios, soy santo”. 

(Lev. 19:2 LBLA)

¿Qué implica ser santo?

La orden de ser santos es seguida por una serie de leyes que no sólo cubre un área de la vida del hombre, sino muchas diferentes. Se habla de la relación con los padres, guardar el shabat, no cometer idolatría, sacrificar de forma correcta, dejar parte de los productos del campo para el pobre, no hurtar, no engañar ni mentir, no jurar falso, no oprimir ni robar, no retener el salario de un jornalero, no maltratar al minusválido, temer al Eterno etc.

Todas estas leyes hace que el pueblo de Israel sea santo, apartado de las demás naciones por una conducta diferente, y consagrado al Eterno por medio de la elevación a un nivel de servicio divino todo lo que se hace en la vida.

Esto nos enseña que la vida entera, incluso lo práctico que hacemos todos los días, no cae fuera de nuestra relación con el Eterno. Todo lo que hagamos tiene que ser para él. Ser santo es vivir íntegramente para el Eterno. En la vida de santidad no cabe la esquizofrenia espiritual, cuando eres una persona en los momentos de oración, alabanza o culto delante del Eterno y otra persona en tu vida diaria.

La santidad de los hijos del Eterno incluye todo lo que hacen y todo lo que no hacen. La santidad te involucra 24 horas al día 7 días a la semana. Por eso la santidad tiene que ver con el estilo de vida, enteramente dedicado al Eterno como olor fragante que expresa el profundo amor que le tenemos.

Ser santo no es andar en las nubes. Ser santo no es vivir en un monasterio fuera de la sociedad. Ser santo no es estar borracho de experiencias espirituales. Ser santo es reflejar el carácter del Eterno y cumplir con las obligaciones en la vida diaria y festiva con una actitud correcta. Ser santo es ser un reflejo del Padre celestial en la tierra. Ser santo es ser como Yeshúa.

“Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais en vuestra ignorancia, sino que así como aquel que os llamó es santo, así también sed vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: SED SANTOS, PORQUE YO SOY SANTO.” (1 Ped. 1:14-16 LBLA)

Ketriel