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Kedoshim 30-5 Consagrados Levítico 20:1-7 Pero si el pueblo de la tierra cierra sus ojos con respecto a ese hombre, cuando él ofrezca alguno de sus hijos a Moloc, para no darle muerte, entonces yo mismo pondré mi rostro contra ese hombre y contra su familia; y lo cortaré de entre su pueblo, a él y a todos los que con él se prostituyan, fornicando en pos de Moloc. (Lev. 20:4-5 LBLA) ¿Quién quiere sacrificar a sus hijos? Muchos de los mandamientos de la Torá están dados para desarraigar la idolatría del pueblo santo. Es difícil para los que se han criado con un concepto monoteísta imaginarse cómo era la influencia y la ideología del politeísmo en esos tiempos y esas culturas. Dar un hijo a Moloc implicaba quemarlo vivo en honor a ese dios falso. HaShem tenía que tomar medidas muy disciplinarias de pena de muerte para cortar por lo sano toda esa oscuridad. Una persona influenciada por los espíritus engañadores que producen la idolatría está emocionalmente ligada a esas costumbres malignas y lo único que puede liberarla es que las palabras de la Torá entren en su corazón con el fuego del Espíritu del Eterno. Hagámonos la pregunta: ¿Estamos nosotros practicando o dando nuestra aprobación a los que practican la idolatría de alguna u otra forma? Aunque la idolatría no sea tan salvaje como estamos viendo en este versículo ¿puede haber comportamientos semejantes en la cultura en la que nos hemos sido formados? ¿Estamos siguiendo ideas de idolatría formadas por el paganismo? ¿Odiamos las prácticas paganas o las aceptamos? ¿Puede el aborto ser semejante a la entrega de un hijo a Moloc? ¿Puede la entrega de los hijos en manos de educadores en guarderías y escuelas que no comparten nuestros valores ser semejante a sacrificar un hijo a un ídolo? Sacrificar un hijo en el fuego de pequeño o darle una educación que no le instruye en la Torá y en el Mesías para que finalmente corra el riesgo de ser quemado en el lago de fuego ¿qué diferencia hay? ¿Quién entrega juegos idolátricos a sus hijos? Si permitimos que nuestros hijos sean influenciados por juegos, juguetes y libros místicos, música con inspiración satánica, juegos virtuales llenos de espíritus malignos y películas llenas de violencia, sexo y magia ¿no estamos arriesgando que sus almas se pierdan para siempre? Que el Eterno nos dé mucha sabiduría y firmeza para que ninguno de nuestros hijos se pierdan, para que podamos presentarnos en el día del juicio diciendo: “He aquí, yo y los hijos que el SEÑOR me ha dado” (Isa 8:18a LBLA) y “Cuando estaba con ellos, los guardaba en tu nombre, el nombre que me diste; y los guardé y ninguno se perdió” (Juan 17:12a LBLA). Si tu hijo está en mal camino, ayuna, ora y haz lo que está escrito en Lamentaciones 2:19a: “Levántate, da voces en la noche al comenzar las vigilias; derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor; alza hacia El tus manos por la vida de tus pequeños” (LBLA) ¡Que no se pierda ninguno de nuestros hijos! Ketriel |