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Shelaj Lejá 37-4 Envía para ti Números 14:26 – 15:7 Diles: "Vivo yo"--declara el SEÑOR-- "que tal como habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros. En este desierto caerán vuestros cadáveres, todos vuestros enumerados de todos los contados de veinte años arriba, que han murmurado contra mí… Y vuestros hijos serán pastores por cuarenta años en el desierto, y sufrirán por vuestra infidelidad, hasta que vuestros cadáveres queden en el desierto. (Núm. 14:28, 29, 33 LBLA) ¿Pueden las palabras de los padres influir sobre los hijos durante muchos años? La lengua tiene la muerte y la vida en su poder. Los que se quejaron recibieron exactamente lo que habían dicho en su clamor de incredulidad. El Eterno consideró su queja y su incredulidad como un adulterio espiritual. La palabra hebrea que fue traducida como infidelidad es zennut –זנות – y significa adulterio. ¿Qué tipo de adulterio fue lo que cometieron? ¿Se inclinaron ante algún dios ajeno? No, habían dicho que hubiera sido mejor morir en Egipto o en el desierto que caer a espada y ser llevados presos. También habían hablado de nombrar un jefe para volver a Egipto. El Eterno llamó esta actitud adulterio. El que está en un pacto con él y no confía en él y en sus promesas comete adulterio espiritual. El no someterse a los líderes dados por el Eterno y buscar otros líderes de manera democrática es cometer adulterio espiritual. Con esa actitud no se llega a ninguna parte, sólo a la muerte. Ninguno de los que fueron contados pudieron entrar en la tierra prometida, excepto los dos que habían hablado la verdad con fidelidad y confianza. “Muerte y vida está en el poder de la lengua, y los que la aman comerán de su fruto.” (Prov. 18:21 LBLA) Los que no fueron contados, ancianos, mujeres, niños y jóvenes hasta 19 años, no fueron sentenciados. Esto nos enseña que el que ha sido escogido para una tarea más responsable, obtiene mayor juicio a la hora de ser infiel. Los demás también fueron infieles, pero como no estaban en la lista de los contados no tenían que morir en el desierto. Los hijos de los que tenían que morir tuvieron que cargar la consecuencia del adulterio espiritual de sus padres y pasar cuarenta años en el desierto hasta poder recibir la promesa. Por las palabras de sus padres tuvieron que ser pastores en el desierto durante cuarenta largos años. ¡Qué importante son las palabras que uno habla! Lo que hablo hoy puede influir sobre mis hijos durante muchos años. Sin embargo, esos cuarenta años de pastoreo en el desierto sirvieron para forjar una generación muy obediente y fiel. Al igual que los cuarenta años de pastoreo habían creado un carácter muy bueno en Moshé, ahora toda una generación tenía que pasar por el mismo trato para que aprendieran a ser fieles. Esa generación fue la mejor en la historia de Israel. Aprendamos de esta lección a no dudar de la bondad y las promesas del Eterno. Aprendamos a no hablar palabras que traigan juicio sobre nosotros y nuestros hijos. Saquemos de nuestro vocabulario expresiones como “Siempre pasa esto y aquello.” “Nunca podré…” “Por qué siempre…” “Es imposible que…” Lo que hablas delante del Eterno tiene fuerza no sólo sobre tu vida sino sobre la generación venidera. ¡Pon un freno en tu boca! Kol tuv, Ketriel |