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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


Jukat 39-3

El estatuto de

Números 20:7-13

y Moisés y Aarón reunieron al pueblo ante la peña. Y él les dijo: Oíd, ahora, rebeldes. ¿Sacaremos agua de esta peña para vosotros? Entonces Moisés levantó su mano y golpeó la peña dos veces con su vara, y brotó agua en abundancia, y bebió el pueblo y sus animales. Y el SEÑOR dijo a Moisés y a Aarón: Porque vosotros no me creísteis a fin de tratarme como santo ante los ojos de los hijos de Israel, por tanto no conduciréis a este pueblo a la tierra que les he dado. 

(Núm. 20:10-12 LBLA)

¿Cuál fue el pecado de Moshé?

Moshé y Aharón no pudieron conducir el pueblo a la tierra prometida por el pecado que cometieron en esta ocasión. Hay muchas diferentes explicaciones rabínicas acerca de qué tipo de pecado fue cometido. Lo cierto es que el Eterno había dicho a Moshé que hablara a la roca pero en lugar de hablar la golpeó. Esa es la esencia del pecado, no hacer lo que el Eterno ha dicho. Además Moshé llamó al pueblo rebelde y preguntó si ellos mismos podía sacar agua. Por sus palabras se deduce que actuó con ira y hablo como si él mismo pudiera hacer milagros, cuando tenía que haber atribuido al Eterno esa capacidad. En fin, los errores de estos dos gigantes espirituales fueron sumados con las palabras “vosotros no me creísteis para santificarme ante los hijos de Israel”.

La santificación del Eterno – en hebreo kidush haShem,קידוש השם  – tiene mucha prioridad para el Eterno. La forma de tratarle es sumamente importante, y especialmente al ser un ejemplo para todo el pueblo, como lo era Moshé. No se puede tratar al Eterno de cualquier manera y pensar que no hay consecuencias de ello. Y cuánto más alto sea el cargo espiritual, más importante es tratar correctamente al Eterno para que el pueblo tenga un buen ejemplo a seguir.

¿De qué manera Moshé y Aharón no habían santificado al Eterno? La Torá dice que no le habían creído – en hebreo lo heemantem, לא האמנתם. La raíz de la palabra creer – aman,אמן  – tiene que ver con la construcción de un soporte, algo firme y estable. Por lo tanto, creer en el Eterno no solamente implica creer en lo que dice, sino ser fiel y ajustar toda su vida pensamientos, actitudes y conducta según lo que el Eterno indica. Creer en HaShem es confiar en él. Creer en el Eterno es serle fiel. Moshé y Aharón no eran fieles al Eterno en este momento, porque él había dicho que hablaran a la peña y no lo hicieron, sino la golpearon. Ser fiel es hacer exactamente lo que el Eterno ha dicho, ni más ni menos.

Al no ser fieles no santificaron su Nombre. Al no hacer lo que él había dicho dieron un ejemplo malísimo ante el pueblo de cómo uno debe comportarse ante el Eterno.

Alguno pensará que no importa tanto si hablaran o golpearan la peña, lo importante es que el milagro se haya hecho y que el pueblo haya sido salvado. Pero en el Reino de los Cielos las cosas no funcionan así, a medias. Lo que el Eterno dice es exactamente lo que quiere decir. Por eso hay que obedecerle no más ni menos ni de otra manera ni de manera parecida ni a medias, sino exactamente como lo ha dicho. Toda otra cosa es no santificarle y no serle fiel.

Aprendamos de esta lección a estudiar bien lo que el Eterno realmente ha dicho para luego poder hacer exactamente lo que ha dicho y no otra cosa.

Bendiciones,

Ketriel