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Balak 40-4 Devastador Números 22:39 – 23:12 Porque desde la cumbre de las peñas lo veo, y desde los montes lo observo. He aquí, es un pueblo que mora aparte, y que no será contado entre las naciones. (Núm. 23:9 LBLA) ¿Quién quiere eliminar la diferencia entre judío y gentil? Cuando nuestro padre Avraham salió de Ur de los caldeos se separó del sistema pagano de este mundo. En ese momento fue transformado en el primer hebreo, de la raíz avar –עבר – pasar al otro lado. Todo el mundo estaba en un lado, y Avraham estaba en el otro lado. Rechazó el politeísmo y recibió la misión de propagar la fe en el Único Dios que existe para que todos puedan recibir la oportunidad de volver de sus malos caminos y servir a ese Único. Avraham ganó mucha gente para su fe y después de muchos años recibió la circuncisión como señal de un pacto establecido entre el Eterno y él y sus descendientes para siempre. Avraham vivía sirviendo al Eterno en su estado incircunciso hasta que tenía 99 años. Después vivió 76 años sirviendo al Eterno como circuncidado. Esto nos enseña que habrá más hijos de Avraham incircuncisos que circuncisos. Avraham fue elegido a ser padre de los incircuncisos que siguen los pasos de su fe como incircunciso. También fue elegido a ser padre de los circuncisos que siguen su fe en su estado de circuncidado (Rom. 4). De esa manera todos los que son hijos de Avraham están dentro de la categoría de los que se han pasado del actual sistema del mundo al otro lado. Los dos grupos son apartados, santos, y todos tienen parte de la herencia de las bendiciones que fueron prometidas a Avraham nuestro padre para todos sus descendientes. El pueblo del pacto de la circuncisión es un pueblo separado de las naciones. Bilam dice proféticamente que es un pueblo que mora aparte. La palabra hebrea que ha sido traducida como “mora aparte” es levadad –לבדד – y viene de la raíz badad - בדד – que significa dividido. De la misma raíz viene la palabra bidud – בידוד – que se usa en el hebreo moderno en el sentido aislante, entre otras cosas para la construcción.El pueblo de la circuncisión ha sido creado para no ser contado entre las demás naciones de la misma manera como la tribu de Leví no fue contada entre las demás tribus en Israel. Son contados aparte porque son elegidos de manera específica para ser sacerdotes a favor de los demás. La diferencia entre el pueblo judío y el resto de las naciones ha sido creada por el Eterno y establecida en la Torá. El judío nace para sentirse apartado de las demás naciones. Es su llamado y razón de ser. El día cuando el judío quiere ser como las demás naciones pierde su razón de ser. La identidad de ser un pueblo diferente es tan fuerte en el judío que toda doctrina o práctica que atenta contra ella es inmediatamente rechazada y considerada como una amenaza contra la supervivencia del pueblo elegido. El movimiento secular entre los judíos modernos, donde está incluido el movimiento sionista no religioso, es una de las amenazas más considerables en contra, no solamente de la identidad judía, sino de la misma existencia del pueblo santo. Cuando el judío quiere ser como las demás naciones, rechazando su herencia religiosa y cultural, está amenazando su propia existencia y la de su pueblo. Sin embargo, la amenaza del secularismo judío no es la más fuerte ni la más peligrosa. Hay otra amenaza más importante y es la amenaza de las ideologías y teologías que tiene en sus raíces la idea de eliminar el llamado del judío. Una ideología que presenta al judío como igual que los gentiles es un atentado contra la existencia judía. Una teología que enseña que ya no hay diferencia entre el judío y el gentil está destruyendo las bases para la existencia del pueblo escogido y separado de las demás naciones. Toda doctrina, por muy semita que parezca, que tiene como fin eliminar las marcas distintivas de la nación sacerdotal o crear un pueblo que usurpa la identidad del pueblo del pacto sin querer reconocer y someterse a su liderazgo y cambia los fundamentos de su fe, es automáticamente rechazado por el judío. Por lo tanto, la enseñanza que presenta Rav. Shaúl de Tarso de que la pared de separación entre un pueblo y otro ha sido derribado en el Mesías tiene que ser bien entendida para no volverse una falsa doctrina que atenta contra la identidad exclusiva del judío frente a los escogidos de entre las naciones. No es la Ley que ha sido eliminada, ni las marcas distintivas de los judíos, sino la enemistad entre los dos que ha sido derrumbada y destruida por la muerte de Yeshúa. Esto no significa que la particularidad del judío haya desaparecido ni que el escogido de entre las naciones pueda vivir como judío en todos los aspectos. El no judío que ha sino injertado en el olivo espiritual y recibido la ciudadanía celestial puede y debe aprender muchísimas cosas de los judíos, hasta tal punto que los demás gentiles en muchas ocasiones no podrán ver la diferencia entre un judío y un escogido de entre las naciones. Pero el no judío no puede asumir todas las cosas de los judíos sin entrar en el pacto de la circuncisión, porque al hacerlo, eliminaría el papel del judío de ser un pueblo aparte entre los demás pueblos. El español que ha sido escogido de entre los pueblos es en primeramente ciudadano en el cielo, junto con todo lo que esto implica de santidad y obediencia a los mandamientos de la Torá que son para él, junto con la práctica de la cultura celestial que ha sido revelada al pueblo del pacto. Y en segundo lugar es un ciudadano de España que ha sido creada por el Eterno con un propósito en este mundo. Ahora, Israel cumple una doble función, por un lado como pueblo físico entre los demás pueblos y, por el otro lado, es un pueblo espiritual. Los demás pueblos físicos de la tierra tienen únicamente la función de ser pueblos físicos cada uno con una papel importante en el mundo. Sólo cuando uno de entre las naciones ha adoptado la fe de Avraham se convierte en un justo de entre las naciones y si llega a la altura de recibir el Espíritu del Mesías y nacer de nuevo, pertenece al mismo pueblo espiritual celestial que el judío que ha tenido la misma experiencia. Sin embargo, no podemos borrar las diferencias entre judío y no judío, porque en tal caso eliminaríamos algo muy importante en el plan para la redención del mundo. Este fue el pecado más grave de Bilam, cuando envió las chicas de las naciones a Israel para cometer fornicación y enseñar a los hijos de Israel un culto pagano. Si el pueblo no hubiera cortado por lo sano con ese ataque, hoy no habría judíos y el mundo estaría totalmente perdido. De la misma manera como el pueblo elegido ha sido separado, aislado, santificado, de las demás naciones, así los escogidos de entre las naciones tienen que vivir una vida santa, apartada de los demás en sus naciones. De esa manera podrán ser luz para salvación para sus compatriotas. Que el Eterno nos ayude a no comportarnos como los que no son hijos de Avraham. Bendiciones, Ketriel |