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Masei 43-1 Las partidas de Números 33:1-10 Partieron de Mara y llegaron a Elim; y en Elim había doce fuentes de agua y setenta palmeras; y acamparon allí. (Núm. 33:9 LBLA)¿Quién se quiere quedar en Mará? El pueblo había caminado durante tres días en el desierto después de haber cruzado el Mar de Cañas. No habían encontrado agua y al llegar a Mará se dieron cuenta que las aguas eran amargas y no las podían beber. Su ilusión se había frustrado. Entonces murmuraban contra Moshé diciendo: “¿Qué beberemos?” Entonces él clamó al Eterno y él le mostró un árbol. Al echar el árbol en las aguas, se volvieron dulces. Allí el pueblo fue probado. Después de la experiencia amarga en Mará, que significa amargura, llegaron a Elim que era un oasis en el desierto con doce fuentes de agua y setenta palmeras. Lo interesante es que los números 12 y 70 corresponden a los dos pueblos que hay en el mundo, Israel y las naciones. Las doce fuentes de agua daban vida a las 70 palmeras. Esto nos enseña que las doce tribu de Israel fueron creadas para ser como fuentes de agua para las 70 naciones gentiles. El agua simboliza la vida que fluye por la Torá y el Espíritu del Eterno. Israel ha sido puesto para dar la palabra de vida y el espíritu de vida a las naciones. Esa es su misión. Las naciones que sepan beber del agua que sale de Israel podrán recibir mucha bendición y producir mucho fruto. Ahora, Israel tuvo que no solamente pasar por experiencias de amargura en Mará, sino también superarlas. El que sabe superar sus experiencias amargas podrá dar agua al mundo. Querido escogido de las naciones, no te quedes en Mará, el lugar de la amargura. Todos tenemos ilusiones frustradas. No murmures contra ningún líder. Sólo vas a contaminar a los que están a tu alrededor con las aguas amargadas que están brotando de tu alma. Pídele al Eterno que te revele lo que pasó en el árbol para que seas capaz de ser liberado de tu amargura y pasar la prueba y luego seguir tu camino para convertirte en una fuente capaz de dar vida a las naciones. Si todavía estás en Mará, ¡déjalo ya y camina hacia Elim! Bendiciones, Ketriel |