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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


Reé 47-4

Observa

Deuteronomio 14:1-21

Porque eres pueblo santo para el SEÑOR tu Dios; y el SEÑOR te ha escogido para que le seas un pueblo de su exclusiva posesión de entre los pueblos que están sobre la faz de la tierra. No comerás nada abominable… para vosotros serán inmundos… será inmundo para vosotros… será inmundo para vosotros… será inmundo para vosotros… No comeréis ningún animal que se muera. Lo podrás dar al forastero que está en tus ciudades, para que lo coma, o lo podrás vender a un extranjero, porque tú eres un pueblo santo al SEÑOR tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.

(Deut. 14:2-3, 7b, 8b, 10b, 19b, 21 LBLA)

¿Para quiénes son impuros ciertos animales?

Las leyes de kashrutכשרות, aptitud para el consumo judío – en cuanto a los animales limpios e impuros fueron dadas al pueblo del pacto. Hay una clara distinción entre lo que puede comer el pueblo sagrado, la nación sacerdotal, y el resto de las naciones.

Las leyes que fueron dadas a Noaj y sus descendientes no les prohíbe comer los animales impuros, sólo no comer de ellos en su estado vivo (Gén. 9:4). Pero cuando el pueblo de Israel fue consagrado y apartado de las naciones recibieron normas muy estrictas en cuanto a la dieta. La Torá repite vez tras vez que para ellos ciertos animales son impuros, dando a entender que para los otros pueblo no lo son.

Es cierto que Noaj sabía cuáles eran los animales limpios e impuros (Gén. 7:2), pero esto no tenía nada que ver con la comida, puesto que antes del diluvio el hombre no podía comer animales, sólo vegetales (Gén. 1:29). Tenía que ver con qué animales eran aptos para sacrificar al Eterno. La permisión de comer animales vino después del diluvio (Gén. 9:3).

Incluso un animal clasificado como limpio no puede ser comido por los hijos del pacto si no ha sido matado de manera correcta, según las normas judías de shjitá – שכיטה, matanza. Un animal que ha muerto de otra manera no puede ser consumido por los hijos de Israel, pero la Torá permite que sea consumido por un residente en la tierra de Israel – guer,גר  – que no ha hecho la conversión, y por un extranjero – nojrí,נכרי  – que no vive en la tierra de Israel.

Entonces ¿cómo debe ser la dieta para los escogidos de entre las naciones que han sido injertados en el pueblo santo y santificado por la sangre de Yeshúa? Según entiendo, no se puede establecer normas que jurídicamente los prohíba comer lo que está permitido a los demás hijos de Noaj. Estoy convencido de que los millones de no judíos que han recibido la ciudadanía celestial en el Mesías sufriente que están comiendo animales prohibidos para los judíos no están pecando contra el Eterno por comer esos animales.

Hay cosas que producen impureza en un sacerdote pero no en un israelita. De la misma manera hay cosas que impurifican a los hijos del pacto pero que no impurifican a los hijos de Noaj. Con otras palabras, un noedita que come animales que son considerados impuros para los judíos, no se vuelve impuro por ello.

Sin embargo, estoy convencido de que la santidad que estos hijos de Noaj han obtenido y que los ha elevado muy por encima de sus conciudadanos de las naciones requiere de ellos no solamente una moral más alta sino también una dieta más estricta, no como un asunto de salvación sino como un asunto de santificación. Con otras palabras, es recomendable y saludable que los escogidos de entre las naciones adopten una dieta parecida a la dieta judía para tener cuerpos más santificados y saludables y consecuentemente más agradables para el Eterno.

En conclusión, a los noeditas escogidos les está permitido comer los animales que son impuros para los judíos, pero no es recomendable que lo hagan.

Kol tuv,

Ketriel