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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


Reé 47-7

Observa

Deuteronomio 15:19 – 16:17

Y te acordarás de que tú fuiste esclavo en Egipto; cuídate de guardar estos estatutos. 

(Deut. 16:12 LBLA)

¿Por qué hay que acordarse de la esclavitud?

Vez tras vez la Torá recuerda al pueblo de Israel el hecho que habían sido esclavos en Egipto y que el Eterno los había liberado de allí milagrosamente. La experiencia de Egipto es una parte importante en la memoria e identidad del pueblo escogido. No sólo la liberación milagrosa marcaba la formación de este pueblo sacerdotal, sino también el tiempo largo de esclavitud.

Rashí comenta que el Eterno los liberó con la condición de que guardaran los decretos. Es como decir: Fuisteis esclavos del Faraón pero yo os liberé para que seáis mis siervos. Antes servíais al Faraón, ahora me vais a servir a mí. Antes servíais por obligación, pero ahora vais a servir voluntariamente. Si no queréis servirme a mí, tendréis que servir a un dictador gentil.

Otro aspecto que podríamos sacar de este versículo es que el que se acuerda de dónde el Eterno lo sacó cuando lo llamó se llenará de gratitud y alabanza. Si no fuera por el Eterno, mira lo que sería de mí. Verdaderamente el Eterno ha sido bueno conmigo. Esta gratitud nos inspira a obedecerle y es mejor obedecer por gratitud y amor que por obligación y temor.

La palabra hebrea que ha sido traducida como “estatutos” es jukim –חקים  – y habla de los mandamientos que son difíciles de entender porque no tienen una explicación lógica del por qué hay que cumplirlos. Son los más difíciles porque hay que obedecerlos sin entender el por qué. Los jukim no se obedecen por lógica sino por fidelidad. Si no entiendes por qué tienes que obedecer, simplemente obedeces porque el Eterno lo ha dicho.

Para cumplir ese tipo de mandamientos es bueno recordar que antes éramos esclavos en Egipto y en el sistema maligno de este mundo, pero ahora el Eterno nos ha liberado de allí para servirle con alegría gratitud.

Como el Eterno ha sido tan bueno conmigo, sacándome de la esclavitud del pecado y de la muerte por medio del Mesías sufriente, le voy a servir con todo mi corazón y obedecer sus mandamientos aunque no los entienda, simplemente porque él los ha mandado.

Shabat shalom,

Ketriel