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Shoftim 48-7 Jueces Deuteronomio 20:10 – 21:9 Cuando el SEÑOR tu Dios la entregue en tu mano, herirás a filo de espada a todos sus hombres… Pero en las ciudades de estos pueblos que el SEÑOR tu Dios te da en heredad, no dejarás con vida nada que respire, sino que los destruirás por complete…Si en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da para que la poseas, fuera encontrado alguien asesinado, tendido en el campo, y no se sabe quién lo mató… Perdona a tu pueblo Israel, al cual has redimido, oh SEÑOR, y no imputes la sangre inocente a tu pueblo Israel." Y la culpa de la sangre les será perdonada. Así limpiarás la culpa de sangre inocente de en medio de ti, cuando hagas lo que es recto a los ojos del SEÑOR. (Deut. 20:13, 16-17a; 21:1, 8-9 LBLA) ¿Qué diferencia hay entre matar y matar? La Torá ordena al pueblo de Israel ejecutar a todos los varones de una ciudad que en tiempos de guerra no quiere someterse a las condiciones de paz que el pueblo escogido ofrece. Además ordena a los hijos de Israel destruir por completo a hombres, mujeres y niños de los siete pueblos que habían sido decretados al exterminio por sus muchos pecados abominables. Este tipo de matanza está permitida por la Torá, porque constituye la ejecución de la justicia divina sobre los que se rebelan contra el Eterno de manera especial. Por otro lado, en esta aliyá tenemos el texto que trata de un asesinato hecho por un desconocido. El Eterno toma muy en serio un acontecimiento semejante. Una persona ha matado a otra sin derecho y autorización. El hombre laico no tiene el derecho a quitar la vida de otro hombre excepto que sea atacado de manera que su vida corra peligro. En tal caso puede actuar en defensa de su propia vida, pero no actuar por venganza. El derramamiento de sangre inocente es uno de los pecados más graves que el hombre puede cometer y el Eterno no observa ese pecado con ligereza. Por el derramamiento de sangre inocente vino el diluvio sobre el mundo antiguo y más tarde el Eterno no quiso perdonar la mucha sangre inocente derramada por un rey malvado, y por eso vino la deportación a Babilonia (2 Rey. 24:24). La Torá promete que si los ancianos de la nación sacrifican un animal inocente en un lugar especial y declaran su ignorancia en cuanto al asesinato del hombre en el campo y hacen una oración de perdón para el pueblo, entonces el Eterno perdonará la culpa colectiva que había venido sobre todo el pueblo por ese pecado. Un hombre asesinado trae culpa sobre todo el pueblo si no se encuentra el asesino y lo sentencia o si se sabe quién es el asesino y no se sentencia. La muerte injusta de un ser humano trae consecuencias graves sobre todo el pueblo y si ese pecado no es perdonado el pueblo entero tendrá que sufrir la ira del Eterno por ello. Ahora, si la ira del Eterno viene sobre una nación entera por el derramamiento injusto de sangre de un solo ser humano, ¿qué sucederá en los países donde se cometen asesinatos diarios de los niños no nacidos, en el lugar que el Eterno creó para ser el más seguro para su bienestar y desarrollo, la matriz? El asesinato más cruel que un ser humano puede hacer es matar a sus propios hijos. No hay excusas para asesinar a los no nacidos. ¿Dónde están las voces que hablan a favor de los no nacidos asesinados y los que están en peligro de muerte? ¡No callemos ante la barbaridad del aborto! No votes a favor de un partido que no está en contra del aborto. Shabat shalom, Ketriel |