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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


Ki Tavó 50-6

Cuando vengas

Deuteronomio 28:7 – 29:1 (28:69 heb.)

Y todas estas maldiciones vendrán sobre ti y te perseguirán y te alcanzarán hasta que seas destruido, porque tú no escuchaste la voz del SEÑOR tu Dios, no guardando los mandamientos y estatutos que El te mandó. Y serán señal y maravilla sobre ti y sobre tu descendencia para siempre. Por cuanto no serviste al SEÑOR tu Dios con alegría y con gozo de corazón, cuando tenías la abundancia de todas las cosas, por tanto servirás a tus enemigos, los cuales el SEÑOR enviará contra ti: en hambre, en sed, en desnudez y en escasez de todas las cosas; El pondrá yugo de hierro sobre tu cuello hasta que te haya destruido.

(Deut. 28:45-48 LBLA)

¿Cuál es la señal de que el pueblo judío ha guardado los mandamientos?

En medio de un capítulo largo que habla de las de diferentes maldiciones que vienen sobre el pueblo judío en el caso de no obedecer los mandamientos, vemos varias chispas de luz y esperanza. Si nos fijamos en estos versículos vemos que constituyen una promesa de que una parte del pueblo judío nunca jamás dejará de cumplir los mandamientos.

Si todos se hubieran desviado del camino y desobedecido los mandamientos todos hubieran sido destruidos, como está escrito “serás destruido”. El texto hebreo utiliza aquí la misma palabra que cuando habla de la destrucción de pueblos antiguos que ya no existen (Deu. 2:12, 21-23) y promete que el pueblo judío será destruido en el caso de no escuchar la voz del Eterno, no guardando sus mandamientos y estatutos.

Luego sigue diciendo que estas maldiciones serán señal y maravilla en la descendencia de Israel para siempre. ¿Cómo es que la Torá puede hablar de destrucción del pueblo y al mismo tiempo de una descendencia para siempre? ¿No es contradictorio? Si el pueblo es destruidos no habrá descendencia ni existirá para siempre.

La gran mayoría de las doce tribus han sido desobedientes y por eso ya no existen como tribus y han sido exterminados y entremezclados entre todas las naciones de la tierra.

Antes de la destrucción del templo había más o menos la misma cantidad de judíos que chinos en el mundo. Hoy en día hay menos de 15 millones de judíos y más de 1300 millones de chinos. Es una clara evidencia de que muchas maldiciones han caído sobre los judíos por causa de su desobediencia.

Sin embargo, al mismo tiempo ha habido suficientes judíos fieles a los mandamientos para que el pueblo haya podido seguir existiendo hasta hoy. El hecho de que el pueblo judío no haya sido destruido por completo muestra que hay un remanente fiel al Eterno y a su Torá dentro de ellos. La maldición de la destrucción no ha sido cumplida totalmente y nunca lo será porque hay promesas suficientemente grandes que dicen que el pueblo judío seguirá existiendo para siempre. Y esto es gracias a un remanente fiel. Si no hubiera sido por ese remanente, el pueblo sería como Sodoma y Gomorra.

Este texto también nos enseña que si no servimos al Eterno con alegría y con gozo de corazón, tendremos escasez de todas las cosas y un yugo de hierro sobre nuestro cuello.

Esto nos lleva a reflexionar si verdaderamente mostramos mucha gratitud cuando tenemos abundancia o ¿estamos quejándonos por lo que no tenemos? Si nos quejamos de la comida, de la ropa, de lo que el Eterno nos está dando, lo perderemos. Si tenemos escasez, ¿será por haber sido negligentes en este punto? ¿Oramos la oración de birkat hamazón (bendición por los alimentos) con alegría y gozo de corazón después de comer o salimos de la mesa sin dar gracias?

El yugo de hierro representa ideas oscuras y preocupaciones. Así que, el yugo puede representar opresión espiritual y depresión sicológica. Una manera de vencer sobre esa opresión es alabar al Eterno con alegría. Si estás tentado a entrar en una depresión, debes danzar delante del Eterno y cantar con voz fuerte, para que esa opresión no te venga. Si estás en una depresión puedes usar la misma medicina y saldrás de ella con victoria.

Que sirvas al Eterno con alegría,

Ketriel