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VaYelej 52-1 Y caminó Deuteronomio 31:1-3 Josué es el que pasará delante de ti, tal como el SEÑOR ha dicho. (Deut. 31:3b LBLA) ¿Cómo sabemos que el Mesías tendrá que venir dos veces? La Torá no habla mucho del Mesías. El concepto de un Mesías rey vino a ser revelado más tarde. Especialmente en el tiempo del rey David aumentó la revelación sobre un Mesías gobernante sobre las doce tribus de Israel y el mundo entero. Sin embargo el concepto mashíaj – משיח, ungido – o en su forma definida ha-mashíaj – המשיח, el ungido – no aparece por primera vez en relación a la realeza, sino en relación con el sacerdocio. La expresión ha-mashíaj aparece tres veces en Levítico 4 donde habla del sacerdote ungido que ofrece el sacrificio por el pecado. Esa es la primera revelación que la Torá hace del Mesías – en relación con el sacerdocio y el sacrificio por el pecado. Sin embargo, el concepto del Mesías que ha predominado el pensamiento judío a lo largo de la historia es el concepto de un Mesías rey. La palabra rey en hebreo – mélej, מלך – empieza con la misma letra que mashíaj – la mem מ. Por lo tanto, cuando se habla del Mesías entre los judíos, en primer lugar se entiende como el rey. Por esa razón podemos decir que Yeshúa todavía no es el Mesías (rey), porque hasta ahora sólo ha estando ejerciendo la función como Sumo Sacerdote Celestial, y todavía no se ha sentado como Rey en el trono de David su padre, gobernando sobre las doce tribus de Israel. Cuando Los Escritos Mesiánicos dicen que él es el Mesías lo hacen en primer lugar en relación con su ministerio como Sacerdote Celestial y en segundo lugar como el que ha sido designado por el Eterno para ser el Mesías Rey en el futuro. Un Mesías que no ha sido reconocido por los dirigentes de su pueblo no puede ejercer su función como Mesías. En ese sentido, repito EN ESE SENTIDO Yeshúa todavía no es el Mesías, porque todavía no es Rey en Israel. Como el concepto judío predominante del Mesías tiene que ver con la realeza y la restauración del reino del Israel, los discípulos de Yeshúa no podían entender a su Maestro cuando habló de su necesidad de morir y resucitar, porque no esperaban a un Mesías sufriente que tenía que cumplir el papel de un sacerdote para sacrificarse a sí mismo como ofrenda por el pecado, sino a un Mesías triunfante que podía restablecer el Reino a Israel y cumplir las promesas dadas al rey David y los demás profetas. Los discípulos del Maestro reflejan el pensamiento judío general, sólo se espera un Mesías rey semejante a David y Salomón pero de carácter universal y eterno. La revelación de un Mesías sufriente que se entrega como sacrificio por su pueblo no es muy desarrollado entre los rabinos y la mayoría de ellos rechazan tal concepto. Sin embargo, hay varios documentos antiguos rabínicos que hablan de esto, pero esta revelación ha estado escondida de la mayoría de los rabinos hasta hoy. Este secreto del Eterno sólo ha sido revelado a unos pocos judíos, entre ellos rabinos, pero a muchísimos gentiles. HaShem tiene su propósito con esto, pero ahora no es el momento para hablar de eso. Ahora vamos a destacar el hecho de que la Torá da varios testimonios de forma alegórica del hecho de que el Mesías tiene que venir dos veces. Este texto es la tercera evidencia de la segunda venida del Mesías. Tres personas constituyen prototipos proféticos del Mesías venidero, Yosef, Moshé y Yehoshúa. Todos estos tuvieron que venir dos veces para cumplir su misión. La primera vez que Yosef se encontró con sus hermanos en Egipto no le reconocieron. Los gentiles le habían reconocido como su salvador y él también estaba sustentando a los hijos de Israel, sus hermanos, pero ellos no lo sabían. En el primer encuentro no le reconocieron como su hermano. Tenía que haber otro encuentro y en el segundo encuentro Yosef se dio a conocer por su verdadero nombre y así los ojos de los hijos de la circuncisión fueron abiertos. Así será de nuevo. Moshé salió del palacio del Faraón y vino a sus hermanos esclavos para liberarlos de la esclavitud. Pero la primera vez fue rechazado por ellos y tuvo que huir de Egipto. Sólo la segunda vez cuando vino a los ancianos de Israel le recibieron como el enviado del Eterno para su liberación de la esclavitud. Moshé también vino dos veces y la segunda vez fue aceptado por el pueblo de la circuncisión. Yehoshúa fue enviado por primera vez a la tierra prometida como espía. Al regresar al pueblo no hicieron caso a sus palabras y quisieron apedrearle. Tuvo que haber otra oportunidad. Cuando Yehoshúa finalmente introdujo el pueblo a la tierra era su segunda visita a la Tierra prometida. Este es otro testimonio de la Torá de que el Mesías tiene que venir dos veces a su pueblo y a su Tierra. ¡Bendito sea el Eterno por revelarnos sus secretos! Kol tuv, Ketriel |