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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


VaYelej 52-2

Y caminó

Deuteronomio 31:4-6

Sed firmes y valientes, no temáis ni os aterroricéis ante ellos, porque el SEÑOR tu Dios es el que va contigo; no te dejará ni te desamparará. 

(Deut. 31:6 LBLA)

¿Cuándo el Eterno va con nosotros?

En este versículo la Torá va pasando del plural al singular cuando habla del pueblo. Primero dice “Sed firmes y valientes, no temáis ni os aterroricéis ante ellos” en plural, y luego dice “tu Dios es el que va contigo; no te dejará ni te desamparará” en singular. No está escrito: “vuestro Dios es el que va con vosotros; no os dejará ni os desamparará” sino hablando al pueblo como uno sólo.

Esto nos enseña que la promesa de la presencia divina en la guerra depende de la unidad del pueblo. Por un lado cada uno tiene que esforzarse para ser firme y valiente, no temer y no aterrorizarse ante los poderoso enemigos pensando en que el Eterno está presente. Pero por otro lado la presencia del Eterno no está prometida a la pluralidad del pueblo sino para su unidad. Por eso cada uno también tiene que esforzarse para estar unido y mantenerse unido con sus compañeros. Si el pueblo estuviera dividido la presencia del Eterno no podría estar con él, porque HaShem es el que va “contigo” y no “con vosotros”.

El mismo principio se ve en el capítulo 20 donde habla de la preparación ante una guerra. En 20:4 el sacerdote dice al pueblo “Dios es el que va con vosotros” – en plural. Pero luego los oficiales tendrán que sacar del ejército a los que han edificado una casa, plantado una viña, desposado con una mujer y los que tienen temor. De esa manera se limpia al pueblo de guerra de todo elemento divisorio. Luego en el versículo 10 el Eterno habla con el pueblo en términos de unidad: “Cuando te acerques a una ciudad para pelear contra ella…”

La unidad en el pueblo hace una tremenda fuerza y es una condición para que el Eterno pueda ir con ellos y no dejarlos.

Cuando estamos en una batalla espiritual con presiones por todos lados es muy fácil empezar a pensar y hablar mal de los hermanos. Esa es la mejor táctica del enemigo de nuestras almas. El sabe que si empezamos a pelearnos entre nosotros la presencia del Eterno se apartará y no podremos vencer en la lucha.

Así que, cuídate mucho cuando estás bajo presión espiritual de volverte contra tus queridos e incluso contra ti mismo. No critiques a nadie, ni a ti mismo. Esfuérzate para mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. No te fijes en las cosas que molestan, levanta tus ojos y fíjate en la meta común y no te dejes engañar con emociones de acusación o de desanimo. Toma la decisión en tu corazón que vas a seguir amando y mostrando amor a los cercanos a pesar de las diferencias y así vendrá la gloria y el Espíritu del Eterno sobre el colectivo para la victoria en el mundo espiritual.

 “La gloria que me diste les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno: yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfeccionados en unidad, para que el mundo sepa que tú me enviaste, y que los amaste tal como me has amado a mí.” (Juan 17:22-23 LBLA)

“Os ruego, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Yeshua el Ungido, que todos os pongáis de acuerdo, y que no haya divisiones entre vosotros, sino que estéis enteramente unidos en un mismo sentir y en un mismo parecer.” (1 Cor. 1:10 LBLA revisada)

“Entonces, como escogidos de Dios, santos y amados, revestíos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia; soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro; como el Ungido os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas, vestíos de amor, que es el vínculo de la unidad. (Col. 3:12-14 LBLA revisada)

Bendiciones,

Ketriel



 

 

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