.La oración es la manera de comunicarse con el Creador. Sirve para bendecirle, desahogarse con él, recibir fuerzas, entrar en equilibrio, interceder por otros, pedir ayuda etc. Hay muchos tipos de oración y debemos aprender a desarrollar una vida de oración multifacética para que el Eterno pueda cumplir, a través de nosotros, Su voluntad en la tierra como se cumple en el cielo.
Yitsjak es un ejemplo para nosotros de un hombre que sabía orar. Su esposa Rivká era estéril y, humanamente, era imposible que tuviera hijos. ¿Cómo las promesas a Avraham podrían ser cumplidas si el único hijo de la promesa tenía una mujer estéril? La única manera de poder resolver esta crisis era orar.
En lugar de sentarse con los brazos cruzados esperando el cumplimiento de la promesa, Yitsjak oró delante de su mujer. El texto hebreo usa aquí una palabra interesante: vayeatar ויעתר que significa “y oró intensamente, insistentemente, abundantemente, vehementemente”. Esto nos enseña que las promesas del Eterno no son fáciles de ver realizadas. Siempre hay un precio que pagar y un sacrificio para dar. Todo nacimiento en este mundo caído tendrá que pasar por dolores de parto. Los dolores en la oración intensa y la tentación para desesperar al no recibir la respuesta inmediata o a corto plazo, pueden abortar muchas intervenciones divinas.
Las instrucciones y el ejemplo de nuestro Rabino sobre la oración nos enseñan que para obtener respuesta desde el cielo, hay que orar con intensidad, entrega y, muchas veces, con dolores y angustias. ¿Por qué es así? No lo sé bien. Pero sí sé que este es el camino para la oración. Creo que tiene que ver con la situación en la cual el mundo está actualmente con los impedimentos espirituales, sicológicas, físicas y materiales que existen.
Como la oración enérgica y ferviente de un hombre justo puede lograr mucho (Jacobo 5:16-18) la oración de Yitsjak tuvo éxito después de veinte años de insistencia. Empezó a orar a los cuarenta años pero no vio el resultado hasta los sesenta.
Querido discípulo, no te desanimes en tu oración. Si oras según las promesas y la voluntad del Eterno, tendrás tu respuesta aunque se demore. No pienses que el Eterno no te haya escuchado o que no desee ayudarte. Sigue insistiendo según lo que te ha revelado de su Palabra y finalmente obtendrás lo que has pedido, aunque tengas que orar veinte años, como nuestro padre Yitsjak.
Shavua tov – buena semana,