VaYishlaj 8-2
Y envió
Génesis 32:13(14 heb.) – 29(30 heb.)
Jacob se quedó solo, y un hombre luchó con él hasta rayar el alba. Cuando vio que no había prevalecido contra Jacob, lo tocó en la coyuntura del muslo, y se dislocó la coyuntura del muslo de Jacob mientras luchaba con él. Entonces el hombre dijo: Suéltame porque raya el alba. Pero Jacob respondió: No te soltaré si no me bendices. Y él le dijo: ¿Cómo te llamas? Y él respondió: Jacob. Y el hombre dijo: Ya no será tu nombre Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has prevalecido.
(Gén. 32:24-28 LBLA)
¿Qué pasó con Yaakov en aquella lucha?
Por fin Yaakov se quedó sólo. Allí es dónde el Eterno lo quería. Quería tratar con él a solas y envió uno de sus mensajeros celestiales para luchar con él. Esa es la lucha final para preparar nuestro padre para la entrada en la tierra prometida. La lucha con el ángel es el sumario de toda la lucha que había habido entre Yaakov y el Eterno a lo largo de sus 97 años de vida. Yaakov quería conseguir las cosas a su manera con su propia fuerza. Pero el Eterno quiso debilitar su confianza en su propia fuerza para que Él pudiera manifestar Su fuerza sobrenatural y hacer las cosas a Su manera. El Eterno quería llevar a Yaakov a un punto de quebranto donde reconocería que había sido un suplantador, un engañador, como dijo su hermano Esav: “Con razón se llama Jacob, pues me ha suplantado estas dos veces.” (27:36a LBLA)
Cuando el ángel vio que no podía con la fuerza del yo de Yaakov, le dio un golpe en el lugar más fuerte del cuerpo humano. Así Yaakov fue hecho un minusválido y ya no podía confiar en su fuerza física. Luego para poder ser bendecido tuvo que decir cómo se llamaba. Era necesario admitir que su nombre era suplantador, lo cual implica un reconocimiento de que había algo en él que no era agradable ante el Cielo, al ser capaz de mentir, engañar y hurtar para obtener beneficios materiales y espirituales.
En ese momento el carácter engañoso de Yaakov fue expuesto a la luz del todo lo ve, y Yaakov lloró quebrantado, como está escrito en Oseas 12:2, 3-4: “El SEÑOR … castigará a Jacob conforme a sus caminos; conforme a sus obras le pagará. En el vientre tomó a su hermano por el calcañar, y en su madurez luchó con Dios. Sí, luchó con el ángel y prevaleció, lloró y le pidió su ayuda; en Betel le encontró, y allí El habló con nosotros.” (LBLA)
En ese quebranto estaba la bendición y la victoria. Yaakov tuvo un nuevo nombre lo cual implica una nueva manera de ser, una nueva identidad. Cuando uno se humilla es exaltado y cuando nuestro padre Yaakov se humilló hasta lo sumo el Eterno finalmente pudo ayudarle a hacer tikún – rectificación – en su carácter.
Si Él pudo hacerlo con Yaakov después de 97 años de vida, lo podrá hacer con nosotros si nos humillamos y permitimos que él nos moldee conforme a su gran Modelo para el hombre, que es el Hijo del Hombre.
Que el Eterno pueda llevarnos a la perfección,
Ketriel