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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


VaYeshev 9-7

Y se asentó

Génesis 40:1-23

Y José vino a ellos por la mañana y los observó, y he aquí, estaban decaídos. Y preguntó a los oficiales de Faraón que estaban con él bajo custodia en casa de su señor: ¿Por qué están vuestros rostros tan tristes hoy? 

(Gén. 40:6-7 LBLA)

¿Por qué el justo tiene que sufrir tanto?

Yosef había sido dañado otra vez. La mujer de Potifar le acusó falsamente. Por esto Potifar le puso en la cárcel, pero es obvio que él no creyó en el relato de su esposa, porque en tal caso hubiera ejecutado a Yosef. Sin embargo, para proteger su nombre y el nombre de su esposa tuvo que jugar con la verdad y condenar a Yosef por lo sucedido, por eso sólo le puso en la cárcel.

La pregunta surge: ¿Por qué Yosef tenía que ser injustamente juzgado y condenado a la cárcel para el resto de su vida si sólo había hecho lo recto delante del Eterno?

Vamos a dar tres respuestas a esa pregunta. La primera razón fue porque su carácter todavía no estaba preparado para ser levantado sobre toda la tierra de Egipto. El Eterno tenía un plan para salvar a mucha gente y su manera de tratar a Yosef estaba de acuerdo con ese plan. El sufrimiento y el contratiempo produce algo hermoso en el carácter de un justo cuando sabe enfrentarlo correctamente. El justo aprende la obediencia por medio del sufrimiento. El que desea huir del sufrimiento no conoce el camino de los justos.

La segunda razón por la que Yosef fue puesto en la cárcel era que ese fue el camino que el Eterno tenía preparado para que él fuera elevado. Si no hubiera estado en la cárcel, no hubiera conocido al jefe de los coperos que luego fue la persona clave para sacarle de allí y llevarle ante el Faraón. El camino al éxito pasa por angustias.

La tercera razón es que Yosef tenía que reflejar de manera profética lo que iba a pasar con el Mesías hijo de Yosef. No hay un relato más claro y detallado en las Escrituras acerca del sufrimiento, muerte, resurrección y glorificación del Mesías, que el relato de la vida de Yosef. La cárcel es un símbolo profético de la muerte del Mesías. Por falsas acusaciones fue entregado a morir para poder ser elevado hasta el puesto más alto de toda la creación. De esta manera, Yosef vivía en escala menor, lo que más adelante el Mesías Yeshúa vivió para llegar a ser el gran salvador de Israel y del mundo.

Así que, aunque Yosef estaba en la cárcel, no perdió la esperanza de salir de allí. El tenía sus ojos puestos en las promesas que el Eterno le había dado. Con la ayuda del Todopoderoso había podido interpretar sus propios sueños de manera correcta y sabía que iban a ser cumplidos. Por eso levantó su ánimo en medio de la miseria e hizo lo que siempre había hecho, se preocupaba por los demás y les servía con todo lo que estaba a su alcance.

Por esta razón se dio cuenta de que una mañana los dos oficiales del Faraón tenían caras tristes. Si no se hubiera fijado en ellos anteriormente no hubiera podido saber la diferencia. El hecho de que se daba cuenta es una evidencia de que estaba muy interesado en el estado de ánimo de los que le rodeaban, y especialmente de los que estaban bajo su responsabilidad.

Se podría expresar lo que tenía Yosef con una sola palabra; amor.

El amor no busca lo suyo sino el bien de los demás. El amor se entrega para el bien común. El amor busca soluciones donde no hay. El amor cree en un buen Elokim que puede ayudar a los necesitados en los momentos más difíciles.

Yosef tenía confianza en que el Todopoderoso iba a darle revelación para poder interpretar los sueños de los dos oficiales que estaban bajo su cargo. Y, efectivamente, en el momento de contar sus sueños, Yosef recibió por revelación profética la interpretación correcta, según cada caso.

Aquí vemos otro ingrediente en la vida de Yosef; fe.

La fe significa fidelidad y confianza. Yosef no tenía demasiada fe en sí mismo, o en sus propias capacidades, sino en el Todopoderoso que le acompaña en todo momento. Él sabía que el Eterno no le iba a fallar en ese momento y su confianza fue honrada por el Cielo.

Sin embargo, cuando el jefe de los coperos fue restaurado en su puesto después de tres días, se olvidó de Yosef. ¿Por qué? Fue porque Yosef habló mal de sus hermanos y quiso aprovecharse de manera astuta de un contacto para salir de la cárcel. Por eso tuvo que pasar otros dos años en la cárcel, hasta que esa parte de su carácter había sido pulido y preparado para la misión a la que había nacido este hombre.

No te desesperes cuando las cosas van en dirección contraria a lo que esperabas al ser fiel y amante de la justicia y la verdad. Sigue amando y confiando en el Eterno que constantemente está cerca de los justos, y con el tiempo te sacará del apuro. Aprende a amar a todos, no hables mal de nadie y no intentes aprovecharte de los contactos para obtener beneficios personales. Cuando hayas aprendido esa lección estarás preparado para ser levantado y elevado.

          Que el Eterno te bendiga y te guarde,

          Ketriel