Parashá 26 Sheminí Levítico 9:1 – 11:47 Aliyás de la Torá:
Haftará: 2 Samuel 6:1 – 7:17 (A); 6:1-19 (S) Sheminí Significa “octavo”. Primera aliyá, 9:1-16 9:1 “Aconteció en el octavo día que Moshé llamó a Aharón, a sus hijos y a los ancianos de Israel” (LBLA revisada) – Según Rashí y el Midrash, este octavo día coincidía con el primer día del primer mes del segundo año, el 1 de Nisán, cf. Éxodo 40:2, 17.
9:2 “y dijo a Aharón: Toma un becerro para la ofrenda por el pecado, y un carnero para la ofrenda de ascensión, sin defecto, y ofrécelos delante de HaShem.” (LBLA revisada) – Ahora le toca a Aharón sacrificar por primera vez en su vida. Lo primero que tenía que sacrificar era un becerro para la ofrenda por el pecado. Normalmente se daba un toro por el pecado de un sacerdote, cf. Levítico 4:3, pero aquí Aharón tendrá que ofrecer un becerro. Según el Midrash[1] y Rashí, esto fue con el propósito de expiar por el pecado del becerro de oro. No obstante, Sifrá destaca que ese pecado ya había sido perdonado por la intercesión de Moshé. 9:6 “Y Moshé dijo: Esto es lo que HaShem ha mandado que hagáis, para que la gloria de HaShem se aparezca a vosotros.” (LBLA revisada) – Estos son los pasos a seguir para poder experimentar la gloria de HaShem:
9:7 “Entonces Moshé dijo a Aharón: Acércate al altar y presenta tu ofrenda por el pecado y tu ofrenda de ascensión, para que hagas expiación por ti mismo y por el pueblo; luego presenta la ofrenda por el pueblo, para que puedas hacer expiación por ellos, tal como HaShem ha ordenado.” (LBLA revisada) – Por segunda vez Moshé le dice a Aharón que presente su ofrenda. Esto nos hace pensar que Aharón estaba dudando y por eso no se atrevía a acercarse al altar. Moshé le anima de nuevo para que tome su lugar como el gran sacerdote y haga su trabajo. Esta Escritura nos enseña que no debemos avergonzarnos demasiado por nuestros pecados, sabiendo que HaShem ha provisto con un sacrificio perfecto para que podamos tener acceso al servicio sagrado delante de Él. HaShem había perdonado a Aharón. Es posible que él haya tenido mala conciencia y vergüenza por su gran pecado. Pero esta escritura resalta la gran misericordia de HaShem al permitir a un gran pecador ocupar el puesto más alto de la nación. Aharón es un hermoso ejemplo del perdón de HaShem. Querido lector, si te has arrepentido de todos tus pecados, entre los cuales, posiblemente, algunos hayan sido muy graves en los ojos de HaShem, y si has confesado tus pecados pidiendo perdón y puesto que confianza en la misericordia de HaShem, puedes estar seguro de que Él te haya perdonado, como está escrito en 1 Juan 1:9: “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad.” (LBLA) También está escrito en Jeremías 31:34b: “perdonaré su maldad, y no recordaré más su pecado.” (LBLA) Este texto nos enseña que cuando HaShem perdona, también hace olvidar nuestro pecado. Sin embargo, conforme uno va creciendo en el espíritu se da cuenta de la gravedad de los pecados que uno ha cometido en el pasado, como está escrito en el Salmo 25:7: “No te acuerdes de los pecados de mi juventud ni de mis transgresiones; acuérdate de mí conforme a tu misericordia, por tu bondad, oh HaShem.” (LBLA revisada) El hecho de recordar el pecado de la juventud viene del Espíritu de HaShem que nos va instruyendo acerca de todas las cosas. Al principio cuando uno se arrepiente de los pecados, no es realmente consciente de la gravedad de ellos. Por eso, cuanto más madurez espiritual haya en una persona, más pecador se considera al mirar hacia atrás, avergonzándose por lo que ha hecho. Esto viene del Espíritu. ¿Pero no dice la Escritura que HaShem nunca se acordará más de los pecados, según el pacto renovado? Sí, es cierto, Él se hace olvidar nuestros pecados en el sentido de que nunca, nunca nos los recuerda en la cara con el fin de humillarnos o hacernos sentir culpables. Eso es lo que hace el acusador, satán. Cuando HaShem perdona, lo hace de verdad, y nos considera como si nunca hubiéramos cometido esos pecados. Sin embargo, por el otro lado hay un crecimiento en la conciencia del pecador arrepentido acerca de la gravedad de lo que ha cometido, no para condenar o avergonzar, sino para enseñarlo acerca de la inmensa misericordia de HaShem y el resultado poderoso de la redención del Mesías. El Espíritu de HaShem también nos hace recordar lo que hemos hecho para que no nos enorgullezcamos sino nos mantengamos humildes. ¡Nunca te olvides de dónde te sacó HaShem! Este proceso de concienciación de la gravedad del pecado cometido en la juventud, se puede ver en la vida del shaliaj Shaúl, como está escrito en 1 Corintios 15:9: “Porque yo soy el más insignificante de los emisarios, que no soy digno de ser llamado emisario, pues perseguí a la congregación de Dios.” (LBLA revisada) Esta es una de las primeras cartas del apóstol. Más adelante vemos como la conciencia de la gravedad de su pecado ha aumentado. Ya no habla de sí mismo como el más insignificante de los apóstoles, sino como el más pequeño de todos los santos, según está escrito en Efesios 3:8: “A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, se me concedió esta gracia: anunciar a los gentiles las inescrutables riquezas del Mesías.” (LBLA revisada) Al final de su vida habla de sí mismo como el más grande de los pecadores, no por lo que estaba haciendo en ese momento como creyente maduro, sino por lo que había hecho en su juventud, como está escrito en 1 Timoteo 1:15-16: “Palabra fiel y digna de ser aceptada por todos: El Mesías Yeshúa vino al mundo para salvar a los pecadores, entre los cuales yo soy el primero. Sin embargo, por esto hallé misericordia, para que en mí, como el primero, Yeshúa el Mesías demostrara toda su paciencia como un ejemplo para los que habrían de creer en él para vida eterna.” (LBLA revisada) Ciertamente nuestros pecados han sido borrados y perdonados por la muerte del Mesías, representada en los sacrificios de pecado. Pero conforme vayamos creciendo espiritualmente entendemos cada vez más la gravedad de lo que hemos hecho. Entonces surge en nosotros una inmensa gratitud que produce una alabanza eterna a HaShem por la obra salvadora mediante el Mesías que nos ha alcanzado. Segunda aliyá, 9:17-23 9:22 “Entonces Aharón alzó sus manos hacia el pueblo y lo bendijo, y después de ofrecer la ofrenda por el pecado, la ofrenda de ascensión y las ofrendas de paz, descendió.” (LBLA revisada) – Aquí vemos como Aharón bendijo al pueblo. Según Rashí, él usó las palabras de la bendición de los sacerdotes, en hebreo bircat kohanim, que se encuentran en Números 6:24-26, como está escrito: “HaShem te bendiga y te guarde; HaShem haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; HaShem alce sobre ti su rostro, y te dé paz.” (LBLA revisada) Sin embargo Najmánides opina que no fue la misma bendición. 9:23 “Y Moshé y Aharón entraron en la tienda de reunión, y cuando salieron y bendijeron al pueblo, la gloria de HaShem apareció a todo el pueblo.” (LBLA revisada) – HaShem había prometido mostrar su gloria en ese día. Pero a pesar de que Aharón había cumplido todo lo que le tocaba hacer y luego bendecía al pueblo, no vino la gloria de HaShem. En ese momento pudo haber dudado del perdón de HaShem y si realmente había cumplido con lo establecido en cuanto a cada sacrificio. También podía haber dudado si realmente valía para el puesto de gran sacerdote sobre la nación de Israel. ¿Por qué la gloria no se mostró cuando Aharón había hecho todo, sino sólo cuando Moshé y Aharón juntos bendijeron al pueblo? Rashí presenta dos razones por las cuales Moshé le acompaño a Aharón al lugar santo:
La gloria de HaShem vino sólo cuando los dos hermanos se unieron para bendecir al pueblo, juntos. Primero habían estudiado la Torá. Luego habían obedecido la Torá. Habían ofrecido los sacrificios prescritos. Pero todavía no había aparecido la gloria de HaShem. Esto nos enseña que lo único que finalmente puede traer la gloria de HaShem sobre nosotros es la unidad de los hermanos. El Salmo 133 destaca la relación que hay entre la unidad y la unción sacerdotal, como está escrito: “Hine ma tov…” “Cántico de ascenso gradual; de David. Mirad cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos habiten juntos en armonía. Es como el óleo precioso sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aharón, que desciende hasta el borde de sus vestiduras. Es como el rocío de Jermón, que desciende sobre los montes de Tsion; porque allí mandó HaShem la bendición, la vida para siempre.” (LBLA revisada) Tenemos varios ejemplos en las Escrituras de hermanos en la carne que sirven a HaShem juntos de una manera poderosa: Moshé y Aharón, Efrayim y Menashé, Pedro y Andrés, Yaakov y Yojanán, Yaakov y Yehudá (dos de los hermanastros de Yeshúa). Si Moshé y Aharón no hubieran tenido esa unidad, no se hubiera manifestado la shejiná de HaShem en ese día. Esto nos enseña que si no estamos viviendo juntos en armonía, no va a venir la shejiná sobre nosotros. En Yaakov 4:1 está escrito: “¿De dónde vienen las guerras y los conflictos entre vosotros? ¿No vienen de vuestras pasiones que combaten en vuestros miembros?” (LBLA revisada) Este texto nos da la clave para entender la causa de las guerras y conflictos entre los hermanos, son las pasiones. Las pasiones egoístas son las que causan las disensiones entre hermanos. En 1 Corintios 3:3 está escrito: “porque todavía sois carnales. Pues habiendo celos y contiendas entre vosotros, ¿no sois carnales y andáis como hombres?” (LBLA) Vemos que los celos y las contiendas son producidos por la carne, el yetser hará. La solución para este tipo de conflictos es andar en el espíritu, alimentar el espíritu para que el fruto del espíritu pueda dominar sobre los deseos malos de la carne. 1 Corintios 13 habla del carácter del Mesías en nosotros. Allí vemos como el amor es la solución para los conflictos, como está escrito en los versículos 4-7: “El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante; no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido; no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (LBLA) Tercera aliyá, 9:24 – 10:11 9:24 “Y salió fuego de la presencia de HaShem que consumió la ofrenda de ascensión y los pedazos de grasa sobre el altar. Al verlo, todo el pueblo aclamaron y cayeron sobre sus rostros.” (LBLA revisada) – La gloria de HaShem se manifestó como un fuego consumidor. Él mostró con esto que estaba muy contento con el sacrificio de Aharón. Por esto aprendemos que el corazón de Aharón estaba entregado a HaShem, porque él no recibe los sacrificios de los impíos, como está escrito en Proverbios 15:8: “El sacrificio de los impíos es abominación a HaShem, mas la oración de los rectos es su deleite.” (LBLA revisada) En Proverbios 21:27 está escrito: “El sacrificio de los impíos es abominación, cuánto más trayéndolo con mala intención.” (LBLA) En Eclesiastés 5:1 está escrito: “Guarda tus pasos cuando vas a la casa de Dios, y acércate a escuchar en vez de ofrecer el sacrificio de los necios, porque éstos no saben que hacen el mal.” (LBLA) El fuego de HaShem cae sobre los sacrificio que son hecho con corazones enteramente entregados a Él, como está escrito en 1 Reyes 18:38: “Entonces cayó el fuego de HaShem, y consumió la ofrenda de ascensión, la leña, las piedras y el polvo, y lamió el agua de la zanja.” (LBLA revisada) En 1 Crónicas 21:26 está escrito: “Entonces David edificó allí un altar a HaShem, y ofreció ofrendas de ascensión y ofrendas de paz. E invocó a HaShem, y Él le respondió con fuego del cielo sobre el altar de la ofrenda de ascensión.” (LBLA revisada) En 2 Crónicas 7:1 está escrito: “Y cuando Shelomó terminó de orar, descendió fuego desde el cielo y consumió la ofrenda de ascensión y los sacrificios, y la gloria de HaShem llenó la casa.” (LBLA revisada) En Hechos 2:3 está escrito: “y se les aparecieron lenguas como de fuego que, repartiéndose, se posaron sobre cada uno de ellos.” (LBLA revisada) Si queremos experimentar la gloria del fuego de HaShem en nuestras vidas es necesario darnos como sacrificios de ascensión, con corazones totalmente entregados. Donde no está el fuego celestial es donde no hay entrega total. Donde no hay entrega total no está el fuego celestial. “todo el pueblo aclamaron y cayeron sobre sus rostros.” (LBLA revisada) – La palabra hebrea que ha sido traducida como “aclamó” es ranan.[2] Según el Targum de Onkelós, citado por Rashí, significa que aquí el pueblo cantó alabanzas. Sin embargo Ibn Ezrá entiende esta palabra como “alzar la voz”. Aquí está escrito que cayeron sobre sus rostros. Esto nos enseña que cuando la shejiná viene con poder, el hombre cae al suelo, cf. Daniel 10:8-9; Juan 18:6; Hechos 26:14. En algunos casos se puede quedar ciego, como ocurrió con el shaliaj Shaúl en el camino a Damesek, cf. Hechos 9. 10:1 “Nadav y Abihú, hijos de Aharón, tomaron sus respectivos incensarios, y después de poner fuego en ellos y echar incienso sobre él, ofrecieron delante de HaShem fuego extraño, que El no les había ordenado.” (LBLA revisada) – Aharón había sido destinado para la destrucción por causa de su pecado con el becerro de oro. Está escrito que HaShem quería “exterminarlo”, cf. Deuteronomio 9:20, lo cual implica que su descendencia sería eliminada. Al perdonarlo, la vida de sus hijos también fue perdonada. Sin embargo, dos de ellos murieron en este momento, cuando sirvieron en rebeldía con algo que HaShem no había mandado. Aquí se habla de fuego extraño. El fuego extraño podría significa que el fuego haya sido sacado de un lugar extraño. También se puede entender como ofrecer algo incorrectamente a HaShem, fuera de la obediencia a la autoridad. Estaban sirviendo sin haber recibido órdenes, aunque lo que hacían era correcto. El problema no fue lo que ofrecieron, sino con qué actitud lo hicieron, y con qué autoridad lo hicieron. No tenían autorización para hacerlo y por eso murieron. Si hacemos las cosas a nuestra manera HaShem no va a estar contento con nosotros. Lo extraño de este fuego fue que HaShem no lo había ordenado. Rashí cita la opinión del Midrash[3] que dice que esto significa que emitieron un dictamen halájico en presencia de su maestro Moshé. Estaba permitido a los sacerdotes encender fuego sobre el altar y por esto ellos sacaron una conclusión correcta. Su error consistía en que hicieron esto sin consultar con su autoridad espiritual. Este acto de rebeldía trajo graves consecuencias. Rabí Ishmael dice que habían entrado al santuario embriagados con vino. Por esto se da la orden más adelante de que los kohanim no podrán beber vino cuando estaban en el servicio, cf. Levítico 10:9. También existe la opinión de que querían entrar en el lugar santísimo, puesto que este hecho es destacado en Levítico 16 donde habla del momento cuando el gran sacerdote entra en el lugar santísimo, cf. 16:1-2. 10:3 “Entonces Moshé dijo a Aharón: Esto es lo que HaShem habló, diciendo: "Yo seré santificado por los que se acercan a mí, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado.” (LBLA revisada) Y Aharón guardó silencio.” (LBLA revisada) – Cuanto más cerca de HaShem estemos, más santidad se nos requiere. Si alguno del pueblo hubiera hecho un error semejante, es posible que no hubiera muerto. Pero los que están cerca y pecan sufren mayores consecuencias por su pecado. El líder tiene más privilegios, pero, al mismo tiempo se le demanda mucho más. Privilegios y responsabilidades siempre van juntos. Para poder tener privilegios en el Reino, es necesario vivir en una disciplina más elevada y hacer más sacrificios personales. “Esto es lo que HaShem habló” – ¿Cuándo habló HaShem esto? Parece que lo que está diciendo Moshé es una cita parafraseada y sintetizada de Éxodo 29:43-44, donde está escrito: “Y me encontraré allí con los hijos de Israel, y el lugar será santificado por mi gloria. Santificaré la tienda de reunión y el altar; también santificaré a Aharón y a sus hijos para que me sirvan como sacerdotes.” (LBLA revisada) Sin santidad no hay gloria. La gloria sin santidad mata. El mismo fuego que se encuentra en 9:24 operó en 10:2. Los que son canales para que el pueblo pueda recibir la presencia Divina, la shejiná, tienen que hacer las cosas con sumo cuidado. Alguien pensará: “Qué exigente era HaShem con el servicio en el santuario. Si cometes un pequeño error te mueres. HaShem sí que es cruel.” ¿Cómo HaShem no va a ser exigente en cuanto al culto delante de Él? ¿No exigen los viajeros de los aviones que el piloto no haga errores de aviación arriesgando así las vidas de los que están bajo su cuidado? ¿No exigen los pacientes que el cirujano sea muy cuidadoso al hacer una operación en el cerebro o en el ojo? Si exigimos perfección del hombre para la preservación de la vida humana, ¿no debemos exigir perfección en los que se acercan delante de HaShem a favor del pueblo? La vida y la muerte del pueblo estaban en el poder de los sacerdotes. Si no hacían un servicio perfecto, HaShem no podía perdonar al pueblo por sus pecados. Además, si HaShem es el primero y el más importante en nuestras vidas, ¿cómo no vamos a presentar delante de Él un culto que se ha preparado con sumo cuidado y máxima entrega? En el Reino de HaShem no ser ve bien la mediocridad o flojera en la preparación. El amor a HaShem se manifiesta en nuestra solicitud en hacer las cosas de mayor excelencia delante de Él. Los que no toman estas cosas en serio muestran que HaShem no tiene mucha importancia en sus vidas. ¿Qué cosas hay en nuestras vidas y en las comunidades que pueden ser consideradas como fuego extraño? El fuego representa la inspiración. ¿Puede que la inspiración detrás de lo que se ofrece a HaShem venga de una fuente impura? ¿De dónde sacamos la inspiración para lo que hacemos delante de HaShem? ¿Qué fuente hay detrás de la ofrenda que presentamos? Hay una doble fuente de inspiración para el canto a HaShem en el Mesías, como está escrito en Efesios 5:18-20: “Y no os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución, sino sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y alabando con vuestro corazón al Señor; dando siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Yeshúa el Mesías, a Dios, el Padre” (LBLA revisada) Y en Colosenses 3:16 está escrito: “Que la palabra del Mesías habite en abundancia en vosotros, con toda sabiduría enseñándoos y amonestándoos unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en vuestros corazones.” (LBLA revisada) Estos dos textos nos muestran que la doble fuente, donde se puede recibir la inspiración para oficiar alabanza delante del Padre, está constituida por el Espíritu y la Palabra del Mesías. Se puede discutir sobre qué tipo de canciones se van a usar para la alabanza a HaShem en las congregaciones. ¿Es permitido tomar las canciones del mundo y ofrecerla delante del Padre? ¿Estará Él a gusto con ese tipo de instrumentación y canto? Para contestar a esas preguntas podemos hacer la pregunta: ¿De dónde viene la inspiración? ¿Del espíritu del mundo o del cielo? ¿De hombres impuros o del Espíritu y la Palabra del Mesías? ¿Hay deseos de ser famoso? ¿Producen deseos sexuales? ¿Hay ira, rebeldía y griterías detrás? En tal caso es rechazable. Si produce armonía, amor, respeto, admiración por lo bello etc., puede ser bueno. La fuente detrás de gran parte de la música popular en el mundo es maligna. “Yo seré santificado por los que se acercan a mí” – La santidad tiene que ver con cercanía. Cuanto más subas de nivel en santidad, más cerca de HaShem podrás estar. El camino de santidad está en las alturas. Allí no pueden subir las fieras, como está escrito en Isaías 35:8-9: “Allí habrá una calzada, un camino, y será llamado Camino de Santidad; el inmundo no transitará por él, sino que será para el que ande en ese camino; los necios no vagarán por él. Allí no habrá león, ni subirá por él bestia feroz; éstos no se hallarán allí, sino que por él andarán los redimidos.” (LBLA) Un santo no puede ser alcanzado por los demonios. Todo lo contrario, los demonios huyen de una persona santa, no la aguanta, como está escrito en Lucas 4:34: “¡Ah! ¿Qué tenemos que ver contigo, Yeshúa de Nazaret? Has venido a destruirnos? Yo sé quien eres: El Santo de Dios.” (LBLA revisada) El demonio tuvo temor de la santidad de Yeshúa. Él no habla del poder de Yeshúa, sino de su santidad. La santidad es lo que más molesta a los malos espíritus. Ellos ofrecen poder sin santidad, pero ese poder es autodestructivo, como está escrito en Ezequiel 28:18: “Por la multitud de tus iniquidades, por la injusticia de tu comercio, profanaste tus santuarios. Y yo he sacado fuego de en medio de ti, que te ha consumido; y te he reducido a ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran.” (LBLA) Hay un tipo de poder sobrenatural que opera fuera de la santidad, pero no hay santidad sin poder sobrenatural. El poder sin santidad quema al hombre para su destrucción. Pero el poder de la santidad elimina el poder del mal, tanto dentro de nosotros, como a través de nosotros. Busquemos santidad en primer lugar, y entonces estaremos en condición para poder usar el poder de HaShem correctamente. El libro de Vayikrá es un libro de santidad. Un siervo de HaShem que ha sido puesto como líder tiene que tener un nivel de santidad superior al resto del pueblo. “Y Aharón guardó silencio” – Si uno va a ofrecer los sacrificios no puede estar triste o melancólico. En tal caso los sacrificios serían descalificados. Aharón mostró con este acto que amaba a HaShem más que a sus propios hijos. La familia no puede ser un obstáculo para servir a HaShem, como está escrito en Mateo 10:37: “El que ama al padre o a la madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama al hijo o a la hija más que a mí, no es digno de mí.” (LBLA) 10:4 “Llamó también Moshé a Misael y a Eltsafán, hijos de Uziel, tío de Aharón, y les dijo: Acercaos, llevaos a vuestros parientes de delante del santuario, fuera del campamento.” (LBLA revisada) – Un sacerdote tiene el permiso para hacerse impuro por medio de siete parientes más cercanos, padre, madre, esposa, hermanos, hermanas, hijos e hijas. Pero en este caso estaban llevando a cabo el servicio de instalación en el ministerio sacerdotal y no estaba permitido tocar a un muerto, porque el servicio hubiera sido inválido. Por esa razón fueron llamados los primos de los fallecidos. 10:6 “Luego Moshé dijo a Aharón y a sus hijos Elazar e Itamar: No descubráis vuestra cabeza ni rasguéis vuestros vestidos, para que no muráis y para que El no desate todo su enojo contra toda la congregación. Pero vuestros hermanos, toda la casa de Israel, se lamentarán por el incendio que HaShem ha traído.” (LBLA revisada) – La palabra hebrea que ha sido traducida como “descubráis” es tifraú, que viene de la raíz pará[4] que significa “exponer”, “descubrir”, cf. Números 5:18, “importunar”, “distraer”, cf. Éxodo 5:4. Sin embargo, en este texto ha sido entendido como no dejar crecer el cabello, al igual que en Levítico 13:45. En Números 6:5 y Ezequiel 44:20 se encuentra la palabra pera,[5] que viene de la misma raíz, y significa “cabello”, “guedeja”. Este es uno de los 613 mandamientos. Los sacerdotes no pueden dejarse crecer el cabello más de 30 días, porque es señal de estar de luto. El cortarse el cabello es señal de alegría y gozo. Un sacerdote no puede tener la imagen de un enlutado. Según el Talmud[6] está prohibido cortarse el cabello y la barba estando de luto. Por otro lado, está prohibido raparse el cabello o la barba. La Torá nos enseña un estilo de vida con modestia, no es bueno ser extremista ni para un lado ni para el otro. 10:7 “Ni siquiera saldréis de la entrada de la tienda de reunión, no sea que muráis; porque el aceite de unción de HaShem está sobre vosotros. Y ellos hicieron conforme al mandato de Moshé.” (LBLA revisada) – Esto nos enseña que la unción sólo fue dada para servir a HaShem. Si se usa para otra cosa hay pena de muerte. Satán intentaba hacer que Yeshúa usara la unción para el beneficio personal, pero fue rechazado inmediatamente por el Maestro, cf. Mateo 4:3-10. 10:9-11 “No beberéis vino embriagante, tú ni tus hijos contigo, cuando entréis en la tienda de reunión, para que no muráis (es estatuto perpetuo por todas vuestras generaciones), y para que hagáis distinción entre lo santo y lo profano, entre lo inmundo y lo limpio, y para que enseñéis a los hijos de Israel todos los estatutos que HaShem les ha dicho por medio de Moshé.” (LBLA revisada) – El uso del alcohol está prohibido en el ministerio sacerdotal. La embriaguez produce principalmente tres cosas a corto plazo, mareo, excesiva confianza en sí mismo y disminución de la actividad mental. La razón de esta prohibición es que el alcohol disminuye la capacidad intelectual para poder discernir entre una cosa y otra. El que bebe alcohol no tiene una mente clara para poder enseñar la Torá al pueblo. Esto concuerda con Efesios 5:18, donde está escrito: “Y no os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución, sino sed llenos del Espíritu” (LBLA) El efecto de la embriaguez es contrario al efecto de la llenura del Espíritu. En lugar de disminuir la capacidad intelectual, el Espíritu la aumenta considerablemente. La halajá establece que un cohén no puede beber más que un reviít de vino antes de hacer su avodá, ministrar. Si lo hace, el cielo se encargará de su muerte. Un reviít corresponde a unos 86 mililitros (3 onzas). [7] Cuarta aliyá, 10:12-15 10:14 “Sin embargo, el pecho de la ofrenda mecida y la pierna de la ofrenda podéis comerlos en un lugar limpio, tú, y tus hijos y tus hijas contigo; porque han sido dadas como la porción tuya y la de tus hijos de los sacrificios de las ofrendas de paz de los hijos de Israel.” (LBLA revisada) – Las hijas de los sacerdotes pueden comer ciertas ofrendas en “un lugar limpio”, lo cual indica que no solamente se pueden comer en el atrio del tabernáculo, sino fuera del atrio. Según Rashí, este lugar limpio correspondía a todo el campamento de Israel, puesto que allí no podía entrar ninguna persona con la plaga de tsaráat (traducida como “lepra”), porque haría impuro el campamento. En el tiempo de los templos, la ciudad de Yerushalayim fue considerada pura hasta los límites de sus murallas. Esto nos enseña que las ofrendas con menor grado de santidad, en hebreo kodashim kalim, pueden ser comidas fuera del templo, dentro de las murallas de Yerushalayim. Quinta aliyá, 10:16-20 10:16 “Y Moshé preguntó con diligencia por el macho cabrío de la ofrenda por el pecado, y he aquí que había sido quemado. Y se enojó con Elazar e Itamar, los hijos que le habían quedado a Aharón, diciendo…” (LBLA revisada) – Moshé estaba muy interesado en que se cumpliera la orden divina. Por esta actitud fue llamado un siervo fiel, como está escrito en Números 12:7: “No así con mi siervo Moshé; en toda mi casa él es fiel.” (LBLA revisada) Según Rashí, en ese día se habían ofrecido tres machos cabríos por el pecado: el macho cabrío para la instalación de los sacerdotes, cf. Levítico 9:3; el macho cabrío de la ofrenda del jefe Najshón de la tribu de Yehudá, cf. Números 7:16; y el macho cabrío de la ofrenda de rosh jódesh, el novilunio, cf. Números 28:15. En este caso se trataba del macho cabrío de la ofrenda de pecado del primer día del mes de Nisán. Por alguna razón no había sido comido por los sacerdotes. Los sabios presentan dos opiniones por las cuales esto había ocurrido. La primera opinión dice que había sido impura por haber tocado una fuente de impureza. En tal caso no se podía comer. La segunda opinión dice que fue quemado enteramente por el estado de luto de Aharón y sus dos hijos restantes. Como esta era una ofrenda que siempre se iba a ofrecer en rosh jódesh, no tenía la misma prioridad como las ofrendas para la instalación en el sacerdocio. Por lo tanto tomaron la decisión de no comerla. Las ofrendas que no eran para la instalación en el sacerdocio no son ingeridas por un sacerdote durante el primer día cuando está de luto. 10:19 “Pero Aharón dijo a Moshé: Mira, hoy mismo han presentado ellos su ofrenda por el pecado y su ofrenda de ascensión delante de HaShem. Ya que esto me ha sucedido, si yo hubiera comido hoy de la ofrenda por el pecado, ¿hubiera sido grato a los ojos de HaShem?” (LBLA revisada) – Sólo un cohén gadól, gran sacerdote, sumo sacerdote, puede comer sacrificios en estado de luto, en hebreo onén, sin profanarlos. Pero aquí vemos como Aharón no lo quería hacer porque consideraba que no era agradable delante de HaShem. Sexta aliyá, 11:1-32 11:2 “Hablad a los hijos de Israel, y decidles: Estos son los animales que podréis comer de entre todos los animales que hay sobre la tierra.” (LBLA) – Este capítulo define cuáles son los animales comestibles y cuáles están prohibidos para los hijos de Israel. Los hijos de Israel han sido apartados de los demás pueblos para ser diferentes. Así que estas leyes son obligantes para los judíos, pero no para los gentiles. Sin embargo los que han sido escogidos en el Mesías de entre las naciones hacen bien en tomar en consideración estas leyes porque son medios para ser elevados en santidad. La dieta es una de las cosas más importantes que hace la diferencia entre los hijos de Israel y los demás pueblos. Este capítulo nos enseña que HaShem considera importante lo que el hombre come. Desde el principio Él ha estado muy interesado en la comida del hombre. El primer mandamiento que fue dado al hombre tenía que ver con la comida. El pecado entró en el mundo por medio de una comida prohibida. Y si HaShem considera que es importante lo que el hombre come, debe serlo también para el hombre. Es HaShem quien establece lo que es muy importante y lo que no es tan importante para el hombre. Las Escrituras enseñan que la comida es muy importante. La comida tiene mucho que ver con la santidad y con el pecado. Aquellos mandamientos que tratan sobre animales que son comestibles o no, son considerados jukim, lo que implica que no tienen ninguna explicación lógica. Una comida o un objeto que es considerado apto para el uso de un judío es llamado casher,[8] que significa “correcto”, “recto”, “aceptable”, “apto”. La palabra aparece tres veces en las Escrituras, cf. Eclesiastés 10:10; 11:6; Ester 8:5. Se han intentado dar muchas diferentes explicaciones acerca del por qué ciertos animales son considerados impuros y otros puros, pero al fin y al cabo el hombre tiene que reconocer que no entiende del todo la razón por la que HaShem dio estas instrucciones. Es muy probable que nunca podamos tener una explicación satisfactoria en cuanto a la razón por la que ciertos animales son considerados impuros por HaShem. La razón por la que debemos considerar estos animales como impuros es porque la Torá dice que son impuros. Y si luego queremos profundizar más allá de lo escrito, siempre correremos el riesgo de equivocarnos en nuestra evaluación. Como principio podremos decir que nuestra obediencia a estos mandamientos no tiene que ver en primer lugar con higiene, ni con respeto a la naturaleza, ni con nuestra identificación con ciertos animales, ni con peligros de intoxicación, ni con efectos secundarios en el cuerpo humano. Tiene que ver con nuestra relación con HaShem. Por el hecho de que Él haya dicho algo, le obedecemos. Es cierto que la obediencia a los mandamientos trae larga vida y salud a nuestros cuerpos, y es cierto que varios de los animales impuros son dañinos o pueden contener elementos peligrosos para el hombre. Es cierto que la naturaleza del animal está en la sangre y si se come algo de la sangre, lo cual es inevitable a la hora de comer carne, es probable que la naturaleza del animal afecte el carácter del que lo come. Pero todas estas cosas son secundarias, y la Torá no las está enfocando. La Torá dice que el que deja de comer ciertos animales que, por el cielo, han sido declarados impuros, se vuelve santo, apartado, consagrado. Estas reglas tienen que ver en primer lugar con la santidad y la santidad tiene mucho que ver con la comida. Ahora, la obediencia a estos mandamientos también trae sanidad, y como un subproducto de esta obediencia, hay salud y prosperidad en todo, pero el propósito principal de estos mandamientos no es la salud del hombre sino su santidad. Hay mucha verdad en el dicho que dice: “Dime con quién andas y te diré quién eres.” Ahora, podríamos decir, con la Torá en la mano: “Dime qué comes, y te diré quién eres.” En este capítulo vemos que los animales están clasificados en cuatro grupos generales, cf. Levítico 11:46:
11:3 “De entre los animales, todo el que tiene pezuña dividida, formando así cascos hendidos, y rumia, éste comeréis.” (LBLA) – Estas son las dos características dadas por la Torá para poder diferenciar entre un animal terrestre casher y uno que no es casher. Luego va describiendo cuatro animales que tienen ciertos signos de ser casher, pero no lo son. Si falta uno de las dos señales, el animal no es apto para el consumo de una persona santa. Los animales que son casher tienen que ser preparados de una manera correcta para que sigan siendo aptos para el consumo después de su degüello. La tradición oral ha establecido normas estrictas para los judíos para no violar los mandamientos de la Torá en cuanto al cashrut. Un animal no puede haber sido matado de manera violenta para ser casher. Hay que matarlo de manera que salga toda la sangre posible. Un animal enfermo no es apto para comer. Antes de comer un animal limpio hay que eliminar tres cosas, el nervio ciático, el sebo y la sangre. La sangre es eliminada mediante la sal. Primero se lava la carne en agua. Luego se sumerge en agua fría durante media hora. Después se echa sal medio gruesa por los dos lados y se colocan los trozos sobre una reja de manera que la sangre vaya cayendo abajo. Esto no se puede hacer en la misma cocina, sino en un lugar aparte. Después de una hora, más o menos, se enjuaga en un recipiente con agua, cambiando el agua tres veces. También puede ser lavada bajo agua corriente, pero si uno desea desalarla debe estar un tiempo sumergida en agua. Después de esto, la carne es apta para ser cocinada según el gusto. Si se asa la carne sobre fuego no hace falta casherizarla mediante la sal. El mismo fuego hace el mismo efecto de expulsar los restos de sangre que quedan en la carne. El hígado no se puede salar, tiene que ser asado sobre fuego para que sea casher. Hay muchos otros detalles en cuanto al cashrut pero no vamos a tocarlos en esta ocasión. 11:4 “Sin embargo, de los que rumian o tienen pezuña dividida, no comeréis éstos: el camello, porque aunque rumia no tiene pezuña dividida; será inmundo para vosotros” (LBLA) – El camello no tiene la pezuña hendida totalmente. Por eso no es casher. Los judíos no pueden comer su carne, ni beber su leche. La palabra que ha sido traducida como “inmundo” es tamé[9] que significa “impuro”, “contaminado”, “profano”. Lo contrario de tamé es tahor,[10] “limpio”, “puro”, “sincero”, cf. 11:47. Tenemos que tener en cuenta que en las Escrituras podemos encontrar tres tipos de impureza: · Impureza higiénica · Impureza ritual · Impureza moral Si no diferenciamos entre estos tres, no vamos a entender lo que se está hablando en cada caso. En este caso, la clasificación de los animales entre impuros y puros, tamé y tahor, no tiene que ver con la higiene. Los animales impuros no tienen una impureza higiénica que los diferencia de los animales limpios. Tampoco tienen que ver con impureza moral. Algunos de los animales aptos para comer no tienen una moral alta. Aquí se trata de una impureza ritual. Un judío que come un animal impuro, se vuelve ritualmente impuro y no podría ni entrar en el atrio del templo ni comer de los sacrificios. Con otras palabras, la impureza ritual no permite que una persona se acerque demasiado a HaShem. HaShem no permite que una persona tamé esté muy cerca de su presencia. Por lo tanto, el estado de tamé hace que el hombre esté alejado de HaShem. Santidad tiene que ver con cercanía. Para poder ser santo, hay que alejarse de la impureza ritual, y por esta razón han sido dadas estas leyes de cashrut al pueblo de Israel para poder ser sacerdotes del Eterno a favor de las naciones. 11:5 “el damán, porque aunque rumia, no tiene pezuña dividida; será inmundo para vosotros” – La palabra hebrea para “damán” es “shafan”.[11] A veces se traduce como “tejón” y a veces como “conejo”. Es un animal que rumia sin tener la pezuña hendida. La palabra hebrea que ha sido traducida como “rumiar”, es maalat, que viene de la raíz alá [12], “subir”. Maalat significa literalmente “que alza (el alimento)”. Lo que hacen estos tipos de animales es que alzan y regurgitan la comida desde sus entrañas, dándole vuelta en su boca a fin de machacarla y molerla muy bien. Los animales rumiantes, como la vaca y el ciervo, son los mamíferos que tienen el estómago dividido en tres o cuatro cavidades. Estos animales ingieren el alimento y lo bajan a la primera cavidad del estómago. Luego lo pasan a la segunda cavidad, de la cual es “alzado” de nuevo a la boca. Finalmente lo bajan a la tercera cavidad. Este proceso de alzar el alimento es llamado rumiar. 11:6 “el conejo, porque aunque rumia, no tiene pezuña dividida; es inmundo para vosotros” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “conejo”, es arnevet. A veces se traduce como liebre. El conejo come su propio excremento. 11:7 “y el cerdo, porque aunque tiene pezuña dividida, formando así un casco hendido, no rumia; es inmundo para vosotros.” (LBLA revisada) – Para los hijos de Israel, el cerdo es inmundo. Por su puesto lo es también para los paganos. Pero como los paganos están lejos del Dios de Israel, no es un asunto importante para ellos. Pero los injertados de entre los gentiles que han experimentado la salvación que hay en el Mesías Yeshúa no deben comer estos animales impuros para poder subir a un nivel más alto de santidad y así poder acercarse más a HaShem. El Dios de Israel ha dicho que estos animales son tamé para su pueblo y por eso no son aptos para el consumo para los que están cerca de él. Mientras el cielo y la tierra existan, Él no cambiará sus normas, cf. Mateo 5:18. El cerdo no se volvió puro con la muerte del Mesías. HaShem no cambia sus normas. Lo que fue blanco ayer, sigue siendo blanco hoy. Si Él ha dicho que el cerdo es inmundo y que los hijos de Israel no tienen el permiso para comerlo, es así. 11:8 “No comeréis de su carne ni tocaréis sus cadáveres; son inmundos para vosotros.” (LBLA) – Para los judíos está permitido tocar todos los animales que son tamé mientras que estén vivos, por ejemplo los perros, los gatos, los cerdos, los caballos y los asnos. Incluso les está permitido tocar sus cadáveres en muchas ocasiones. El cadáver de un animal impuro no tiene el mismo grado de impureza que un cadáver humano. El cadáver humano es la fuente principal de impureza ritual. Tenemos que entender este texto como que no está permitido tocar los cadáveres de los animales impuros antes de entrar en el templo o antes comer de las cosas consagradas. Rashí dice que esta prohibición de no tocar los cadáveres de estos animales impuros, está limitada al tiempo de las fiestas. En las fiestas es cuando todos los varones tienen que presentarse delante de HaShem en Yerushalayim y esto no se puede hacer en un estado de impureza ritual. 11:9 “De todos los animales que hay en las aguas, podréis comer éstos: todos los que tienen aletas y escamas en las aguas, en los mares o en los ríos, podréis comer.” (LBLA) – Estos son los dos signos de peces casher: tienen que tener aletas y escamas cuando están en las aguas. Algunos peces pierden sus escamas cuando son sacados del agua. Estos también son casher. Está permitido comer todo de un pescado, incluso la sangre. El pescado es el animal más limpio que existe. No necesita ningún tipo de preparación para poder ser comido. Está permitido comerlo crudo, pero no vivo. 11:10-12 “Pero todos los que no tienen aletas ni escamas en los mares y en los ríos, entre todo lo que se mueve en las aguas y entre todas las criaturas vivientes que están en el agua, os serán abominación; os serán abominación, no comeréis de su carne y abominaréis sus cadáveres. Todo lo que en las aguas no tenga aletas ni escamas, os es abominación.” (LBLA) – La palabra “abominación” es muy fuerte. Esta es la actitud de un israelita en cuanto a los mariscos y otros animales del agua que no tiene aletas ni escamas. Tres veces es repetida la palabra abominación, lo cual nos enseña que es importante. Para un pueblo santo el pulpo es abominable, los mariscos son abominables, las langostas del mar son abominables, los cangrejos son abominables, el tiburón y el delfín son abominables para comer. Así piensa Yeshúa. 11:13 “Además, éstas abominaréis de entre las aves, no se comerán, son abominación: el águila, el osífrago y el buitre” (LBLA) – Entre las aves hay 24 especies que son inmundas. Todas las demás son limpias. Hay una regla general que la experiencia nos ha enseñado: todo huevo de ave que sea redondo viene de una ave tamé y todo huevo ovalado viene de una ave tahor. Siguiendo esta norma se podrá saber cuáles son las aves inmundas que están mencionadas en la Torá, y las aves limpias, aptas para el consumo del pueblo de HaShem. 11:14 “el milano y el aguilucho según su especie” (LBLA) – Según Rashí, hay sub-especies de varias de las aves presentadas en esta lista, que no son similares entre sí, ni en su aspecto ni en sus nombres, pero todas pertenecen a la misma especie. 11:22 “De ellos podéis comer éstos: el arbe según sus especies, el salam según sus especies, el jargol según sus especies y el jagab según sus especies.” (LBLA revisada) – Estas cuatro especies de saltamontes, también llamadas “langostas”, sin tienen nada que ver con las langostas de mar, son las únicas permitidas por la Torá, cf. Mateo 3:4. 11:24 “Por estos, pues, seréis impuros; todo el que toque sus cadáveres quedará impuro hasta el atardecer” (LBLA) – El cadáver de un animal impuro transmite impureza. Para el hombre, la impureza, el estado de tamé, durará hasta la tarde. Cuando el sol baja, la persona queda pura, tahor, pero sólo cuando primero se haya sumergido en una mikvé, acumulación de aguas purificadoras, cf. versículo 32. 11:25 “y todo el que levante parte de sus cadáveres lavará sus vestidos y quedará inmundo hasta el atardecer.” (LBLA) – Si se toca un cadáver de estos animales sólo hace falta bajar al mikvé y esperar hasta la bajada del sol para ser ritualmente puro otra vez. Pero si uno levanta parte de sus cadáveres, necesita además lavar la ropa. 11:26 “En cuanto a todo animal de pezuña dividida, pero que no forma pezuña hendida, o que no rumian, son impuros para vosotros; todo el que los toque quedará impuro.” (LBLA) – Sólo cuando están muertos transmiten impureza, no cuando están vivos, cf. versículo 31. Séptima aliyá, 11:33-47 11:36 “Solamente un manantial y un hoyo de acumulación de agua permanecerá limpio, pero lo que toque sus cadáveres quedará impuro.” (LBLA revisada) – En este versículo está la base para entender el sistema de una mikvé, acumulación de aguas purificadoras. Este texto dice que este sistema con una fuente y un hoyo de acumulación de agua es lo único que permanecerá limpio, no importa lo que entre en ella. De allí se deduce que todo lo que entre en esa agua se purifica. Si la mikvé tiene suficiente agua, todo cuerpo que entre en el agua es considerado como eliminado. Esto significa que si un cuerpo impuro entra en una mikvé que tiene estas características es simbólicamente eliminado junto con su impureza. Cuando el cuerpo luego sale de esa agua, es como si hubiera nacido de nuevo, y sale purificado. Para poder entrar en el templo en Yerushalayim, todos tenían que pasar por una mikvé de aguas purificadoras. Para más información sobre este tema, por favor ver el libro “Aguas del Edén” por Ariyé Kaplán. 11:42a “Todo lo que anda sobre su vientre” (LBLA) – Según Rashí, se refiere a la serpiente. En la palabra hebrea que ha sido traducida como “vientre”, gajón, se encuentra la letra central de la Torá de Moshé. Es la letra vav, que significa “clavo”, “señal. Alrededor de ese clavo gira toda la Torá. Es la sexta letra en el alfabeto hebreo. El número seis es el número del hombre y el libre albedrío, cf. Revelación 13:18. Estas cosas nos llevan a algo muy importante: Toda la Torá gira alrededor de un hombre que fue clavado como una señal. ¿Quién será? En el capítulo sobre comidas permitidas y prohibidas se habla de un animal que se arrastra sobre su vientre. En ese vientre está la señal. Esto nos recuerda que la serpiente antigua, que fue maldecida y tiene que andar sobre su vientre, fue la que hizo que el pecado se introdujera en este mundo. Por medio de una comida prohibida el pecado entró en el vientre del hombre y se distribuyó a toda su constitución. La salvación de esta situación es que aquel hombre, alrededor del cual gira todo el universo, sea lleno de pecado, maldecido y clavado sobre un madero. Esta es la señal, el mensaje central de la Torá, para que todo el que con su libre albedrío tome la decisión de creer en él no se pierda sino tenga vida eterna. ¡Baruj HaShem! 11:43 “No hagáis vuestras almas abominables por causa de ningún animal que se arrastra; y no os contaminéis con ellos para que no seáis impuros.” (LBLA) – Si un judío come estas cosas abominables su alma se vuelve abominable para HaShem. 11:44 “Porque yo soy HaShem vuestro Dios. Por tanto, consagraos y sed santos, porque yo soy santo. No os contaminéis, pues, con ningún animal que se arrastra sobre la tierra.” (LBLA revisada) – Esta es la primera vez que aparece la expresión “Seréis santos, porque yo soy santo” y es en relación con la comida. Esto nos enseña que la santidad depende en gran parte del tipo de comida que comamos. 11:45 “Porque yo soy HaShem, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios; seréis, pues, santos porque yo soy santo.” (LBLA revisada) – El texto hebreo dice que HaShem hace subir de Egipto a los hijos de Israel. No es una cosa solamente del pasado, sino presente. Por medio de la obediencia a los mandamientos el pueblo de Israel deja de vivir como vivía en Egipto, comiendo toda clase de cosas que producían abominación en sus almas. Gracias a la Torá y el Espíritu del Mesías que nos motiva, también los escogidos de entre las naciones podrán salir de la esclavitud del sistema de este mundo, y hacer caso a estas reglas de cashrut para ser un pueblo santo, apartado para HaShem. En esta parashá se encuentran los mandamientos 149-165 de los 613.
[1] Tanjumá 10. [2] Strong H7442 rânan, raw-nan', A primitive root; properly to creak (or emit a stridulous sound), that is, to shout (usually for joy): - aloud for joy, cry out, be joyful, (greatly, make to) rejoice, (cause to) shout (for joy), (cause to) sing (aloud, for joy, out), triumph. [3] Torat Kohanim 10:24. [4] Strong H6544 pâra‛, paw-rah', A primitive root; to loosen; by implication to expose, dismiss; figuratively absolve, begin: - avenge, avoid, bare, go back, let, (make) naked, set at nought, perish, refuse, uncover. [5] Strong H6545 pera‛, peh'-rah, From H6544; the hair (as dishevelled): - locks. [6] Moed Katán 14b. [7] Según Rav Jayim Na’eh. [8] Strong H3787 kâshêr, kaw-share', A primitive root properly to be straight or right; by implication to be acceptable; also to succeed or proser: - direct, be right, prosper. [9] Strong H2931 tòâmê', taw-may', From H2930; foul in a religious sense: - defiled, + infamous, polluted (-tion), unclean. Strong 2930 tòâmê', taw-may', A primitive root; to be foul, especially in a ceremonial or moral sense (contaminated): - defile (self), pollute (self), be (make, make self, pronounce) unclean, X utterly. [10] Strong H2889 tòâhôr tòâhôr, haw-hore', taw-hore', From H2891; pure (in a physical, chemical, ceremonial or moral sense): - clean, fair, pure (-ness). Strong H2891 tòâhêr, taw-hare, A primitive root; properly to be bright; that is, (by implication) to be pure (physically sound, clear, unadulterated; Levitically uncontaminated; morally innocent or holy): - be (make, make self, pronounce) clean, cleanse (self), purge, purify (-ier, self). [11] Strong H8227 shâphân, shaw-fawn', From H8226; a species of rock rabbit (from its hiding), that is, probably the hyrax: - coney. [12] Strong H5927 ‛âlâh, aw-law', A primitive root; to ascend, intransitively (be high) or active (mount); used in a great variety of senses, primary and secondary, literally and figuratively: - arise (up). (cause to) ascend up, at once, break [the day] (up), bring (up), (cause to) burn, carry up, cast up, + shew, climb (up), (cause to, make to) come (up), cut off, dawn, depart, exalt, excel, fall, fetch up, get up, (make to) go (away, up), grow (over), increase, lay, leap, levy, lift (self) up, light, [make] up, X mention, mount up, offer, make to pay, + perfect, prefer, put (on), raise, recover, restore, (make to) rise (up), scale, set (up), shoot forth (up), (begin to) spring (up), stir up, take away (up), work. | |
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